Galletas de avellanas con mantequilla de maní y avena
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La mantequilla o crema de maní ha pasado de ser «lo que ponen los americanos en el sándwich» a producto que arrasa entre los entusiastas de lo saludable. Pero también es un ingrediente estupendo para la repostería, como estas galletas de avellanas con mantequilla de maní y avena, deliciosamente rústicas.
Son muy nutritivas y energéticas, pero siguen siendo galletas dulces para un consumo ocasional. Al combinar el sabor de la crema de maní con las avellanas conseguimos diferentes matices de fruto seco y un aporte de textura crujiente extra, que los más golosos incluso querrán combinar con trozos o chips de chocolate negro.
Precalentar el horno a 180º C y preparar un par de bandejas o fuentes engrasadas o cubiertas con papel sulfurizado, lámina de silicona o similar. Picar las avellanas crudas a cuchillo en una tabla amplia, dejando trocitos de diferente tamaño. También se puede hacer en picadora, procurando no molerlas.
Disponer la mantequilla ablandada con la mantequilla de maní y el azúcar en un recipiente grande. Batir con batidora de varillas durante unos 5 minutos, hasta que quede bien cremoso. Añadir los huevos uno a uno, batiendo un poco tras cada adición, y la vainilla.
Incorporar la harina, la harina de avena, la sal y la levadura, y batir lo justo hasta que no queden rastros secos. Añadir por último las avellanas y combinar bien todo con una espátula grande hasta que queden bien incorporadas y repartidas.
Tomar porciones del tamaño de una nuez con ayuda de una cucharilla y formar bolitas con las manos. Distribuir en las bandejas, dejando unos centímetros de separación entre ellas. Aplanar ligeramente con un tenedor un poco humedecido, o con el dedo.
Hornear una bandeja cada vez durante unos 15 minutos, hasta que se hayan dorado y estén firmes al tacto. Esperar un poco fuera del horno antes de trasladarlas a una rejilla para que se enfríen por completo.
Estas ricas galletas de avellanas con mantequilla de maní y avena son un bocado dulce estupendo para acompañar el café de sobremesa o tomar en la merienda con un té o vaso de leche. Tampoco les va nada mal una taza de chocolate caliente o una bebida con cacao más fresca y ligera, si nos ponemos especialmente golosos.