Esta es la manera correcta de congelar y descongelar el pan cuando le haga falta
Con información de ABC
Tras un tiempo que parecía en el ostracismo, el pan ha vuelto a resurgir y se ha convertido en un impresindible en las mesas de medio mundo, incluso en un producto gourmet. Solo hay que ver la proliferación de panaderías con una oferta de lo más variada.
El pan es uno de los pilares de la dieta y su consumo no aporta grasas ni demasiadas calorías y sí mucha fibra, hidratos y vitaminas. Quizás por ello haya regresado con fuerza a nuestras casas, pero en ocasiones, de una manera diferente. Son muchos los que con las prisas no lo compramos a diario y que para no privarnos de él, lo congelamos en porciones.
Por eso nos surge una duda ¿congelamos correctamente? ¿podemos hacerlo con cualquier pan? «Es verdad que en el congelador sufre un deterioro y se va secando, pero si se toman precauciones para preservarlo de la pérdida de humedad, no hay ningún problema», explica Moncho López, panadero artesano de Levadura Madre en España.
Cierto es que en ocasiones no se recomienda meterlo en el congelador. «Se trata de panes que provienen ya de una masa anteriormente congelada y en ese caso se rompe la cadena del frío y se deteriora».
Eso sí, la mejor manera de descongelarlo es a temperatura ambiente, aunque no sea muy operativo porque siempre nos acordamos de él en el momento que lo necesitamos. El microondas es desaconsejable porque «se agitan las moléculas de agua y el pan se queda chicloso». Por eso, lo más práctico es que pase del congelador a la tostadora o a la sartén. «Ahí recupera un poco de crunch en la corteza, la miga blandita y lo tienes como recién hecho».
Por cierto que antes de pensar en congelar no está de más saber elegir un buen pan. “En general, hay que desconfiar de los panes que son todos iguales y que abultan mucho pero pesan poco». Además hay que fijarse en el tamaño de los alveolos (cuanto más grandes e irregulares mejor habrán fermentado), la forma de la suela del pan (si tiene forma de rejilla es que no se ha cocido en un horno de piedra) o el inequívoco olor a cereal que desprende una buena hogaza artesana”.
No olvides tampoco que un buen pan, dura más. A nadie se le escapa que ahora la barra que compramos se pone dura o chiclosa en apenas un día. «Cuando se trabaja de manera industrial se consiguen volúmenes mucho más altos y ‘gorditos’, que son más atractivos para los consumidores. Cuando hay grandes volúmenes no se pueden trabajar a mano porque perderían la carga de gas y se vendrían abajo y por otro lado esas grandes alturas del pan van en detrimento de su durabilidad ya que el pan se seca por evaporación. Cuanta mayor es la superficie de evaporación antes se secará y por tanto se pondrá duro mucho antes».