Las recetas e inventos culinarios de Leonardo Da Vinci - 800Noticias
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La vida de Leonardo da Vinci, el genio más grande de la Humanidad, está llena de misterios apasionantes. Pintor, escultor, arquitecto, músico, escritor, diseñador, ingeniero, sin duda fue un humanista polifacético.

Pero también fue un gastrónomo apasionado y un chef revolucionario para su época, dado que muchos de sus platos nada tenían que envidiar a la actual cocina de autor. Y era un vegetariano empedernido.

Como escribe César Cervera en ABC: «Su amor por la naturaleza lo hizo abrazar una estricta dieta vegetariana en buena parte de su vida. Se cree que se alimentaba sobre todo de legumbres, frutas, verduras, cereales y frutos secos, aunque su lista incluía anguilas, frutas más exóticas y otros pescados».

Y continúa Cervera: «La justificación teórica para evitar la carne, que sí compraba para sus criados según se revela de sus listas de la compra, se basaba en una ética basada en la ciencia. Leonardo percibió que los animales, a diferencia de las plantas, sí sentían dolor.

Todo ello derivó en su enorme sensibilidad al dolor ajeno. Sus amigos bromeaban que Leonardo ‘era incapaz de matar a una pulga’ e incluso ‘prefería vestirse de lino para no llevar encima restos de muertos'».

Leonardo era un gran chef

Pero pocos saben que aparte de su dieta, Leonardo era un chef de alto nivel. Durante los últimos años de su vida trabajó en la cocina del rey Francisco de Francia, en su juventud fue jefe de cocina de la taberna florentina «Los tres caracoles» (junto a otro famoso como Sandro Botticelli) y más tarde maestro de festejos y banquetes de Ludovico el Moro, señor de Milán.

Hasta el día de hoy se debate si existe un llamado Codex Romanoff escrito por Leonardo o es un gran invento de dos autores humorísticos ingleses. Según él, Leonardo proyectó toda clase de artilugios e ingenios mecánicos (prototipos de modernos electrodomésticos) con el propósito de simplificar las tareas en la cocina.

Entre los datos curiosos (ciertos o no), Leonardo fue el inventor de la servilleta (hasta entonces los comensales de la realeza se limpiaban las manos de grasa en los lomos de unos conejos atados a las patas de las mesas y los cuchillos sucios en los faldones de sus vecinos más próximos).

También ideó el tenedor de tres puntas. E hizo numerosos diseños sobre el plegado de la servilleta en forma de pájaros, flores y palacios.

Y su cocina, era revolucionaria. Leonardo iba en contra de los platos abundantes típicos de la época y prefería raciones pequeñas.

Elegía un sencillo plato de verduras en lugar de las enormes bandejas de huesos de vaca que se servían en las mesas italianas de la época. Cuando los comensales protestaban por la escasez añadía albahaca al plato.

Para una boda de una sobrina de los duques de Sforza, para quienes trabajaba, Leonardo eligió este menú para cada comensal: una anchoa sobre una rebanada de nabo tallada, otra anchoa enroscada en un brote de coliflor, una zanahoria tallada, el corazón de un alcaucil, dos mitades de pepino sobre una hoja de lechuga.

Ludovico el Moro rechazó el menú y en su lugar eligió: 600 salchichas de sesos de cerdo, 300 patas de cerdo rellenas, 1.200 pasteles de Ferrara, 200 terneras, capones y gansos, 60 pavos reales, cisnes y garzas reales, queso de Gorgonzola, carne picada de Monza, 2.000 ostras de Venecia, macarrones de Génova, esturión en bastante cantidad, trufas y puré de nabos. Un menú que no tenía nada que ver con el que proponía el artista vegetariano.

Puedes leer la historia completa en Clarín

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