Así daña el corazón de las mujeres el dormir pocas horas al día
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El acelerado ritmo de vida y las situaciones estresantes pueden hacer que le robemos horas al sueño para terminar todas las tareas diarias porque tenemos la falsa impresión de que dormir es perder el tiempo. Sin embargo, no es así, ya que está demostrado que dormir bien es imprescindible para que nuestro organismo se recupere y para disfrutar de una buena salud, como explican desde la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño.
Muchos adultos solo duermen cinco o seis horas diarias, a pesar de que los expertos recomiendan un mínimo de siete u ocho horas, y ahora una nueva investigación realizada por investigadores de la Universidad de Columbia ha encontrado que incluso un leve déficit de sueño crónico puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas a largo plazo en las mujeres.
Los investigadores han observado lo que ocurre en el organismo durante la privación leve y crónica del sueño y han comprobado que, tras sólo seis semanas de sueño reducido, las células que recubren los vasos sanguíneos se llenan de oxidantes y, a diferencia de las células de las personas que descansan bien, las células con sueño restringido no consiguen activar respuestas antioxidantes para eliminar las moléculas destructivas.
A consecuencia de ello aparecen células inflamadas que no pueden cumplir su función y se consideran un signo temprano en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. “Esta es una de las primeras pruebas directas que demuestra que los déficits leves y crónicos de sueño causan enfermedades cardíacas”, ha afirmado la Dra. Sanja Jelic, directora del Centro de Medicina del Sueño de Columbia, profesora de medicina en la Universidad de Columbia y líder del estudio, que se ha publicado en Scientific Reports.
Cómo influye la calidad del sueño en la salud del corazón
“Hasta ahora sólo hemos visto asociaciones entre el sueño y la salud del corazón en estudios epidemiológicos, pero estos estudios podrían verse afectados por muchos factores de confusión que no se pueden identificar ni ajustar. Sólo estudios controlados aleatorios pueden determinar si esta conexión es real y qué cambios en el cuerpo causados por la falta de sueño podrían aumentar las enfermedades cardíacas”, señala la investigadora.
Los estudios sobre el sueño humano han examinado los efectos fisiológicos de unas cuantas noches de privación profunda del sueño, pero Jelic explica que esta no es la forma habitual en la que la gente se comporta, sino que la mayoría de las personas se levantan aproximadamente a la misma hora cada día, pero “tienden a retrasar la hora de acostarse una o dos horas”. “Queríamos imitar ese comportamiento, que es el patrón de sueño más común que vemos en los adultos”.
Para realizar el estudio los investigadores examinaron a casi 1.000 mujeres en Washington Heights (un vecindario de la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos), y reclutaron a 35 mujeres sanas que normalmente duermen de siete a ocho horas cada noche y que podrían completar el estudio de 12 semanas. Durante seis semanas las mujeres durmieron según su rutina habitual, y durante las otras seis semanas se acostaron 1,5 horas más tarde de lo habitual. El sueño de cada participante se verificó con monitores de sueño que llevaban en la muñeca.
Los investigadores rastrearon la ausencia de la respuesta antioxidante en las células privadas de sueño y comprobaron que las células de los individuos sometidos a una restricción crónica de sueño mostraban mayor estrés oxidativo que las de una persona que hubiera descansado bien.
“Muchos problemas podrían resolverse si la gente durmiera al menos entre siete y ocho horas por noche”, ha asegurado Jelic, que añade que “las personas jóvenes y sanas deben saber que, si siguen durmiendo menos horas, están agravando su riesgo cardiovascular”.
Estudios epidemiológicos recientes sugieren que los horarios de acostarse inconsistentes pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. El equipo de Jelic está poniendo en marcha ahora un estudio para comprobar si la variabilidad en la hora de acostarse afecta a las células vasculares de la misma manera que el sueño corto, crónico, pero regular.
Con información de Web Consultas
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