¿Se siente cansado? Vea qué es la fatiga crónica…
Agencias
El cansancio es una reacción normal del cuerpo a una situación que exige gasto de mucha energía. En situaciones normales esa sensación de falta de fuerza, tanto física como mental, desaparece luego de un buen descanso. Sin embargo, en algunas personas todas las horas de sueño no logran hacer que el agotamiento desaparezca. Esto es conocido como fatiga crónica, una enfermedad que no tiene cura y de la que poco se habla.
Se calcula que la fatiga crónica o encefalomielitis miálgica, afecta entre el 0,5 y el dos por ciento de la población, siendo las mujeres el 90 por ciento de los casos. Durante mucho tiempo se creyó que era una patología de origen psiquiátrico y que esos agotadores síntomas que los pacientes decían padecer “estaban solo en la cabeza” de quienes la sentían. Incluso, para algunos ni siquiera se trataba de una enfermedad. Pero actualmente, se han hecho diferentes estudios para tratar de determinar cuáles son sus causas y qué hay más allá de ese cansancio extremo.
Una de esas investigaciones fue la realizada por científicos de la Universidad de Newcastle, quienes se dieron a la tarea de indagar qué sucedía con estos pacientes y encontraron una causa que podría llamarse “cansancio celular”. Los investigadores estudiaron a 50 personas que manifestaron padecer de fatiga crónica y a otras 35 sanas. En los dos grupos tomaron muestras de unas células llamadas PBMC (células mononucleares de sangre periférica), que forman parte del sistema inmune y cumplen una importante labor protectora. Los científicos identificaron notables diferencias entre los dos grupos en los mecanismos oxidativos de las células para producir energía.
De esta manera, los científicos pudieron demostrar que en aquellas expuestas a condiciones de estrés, estas células no producen la energía suficiente para funcionar con normalidad. La conclusión del estudio fue que, efectivamente, las personas con fatiga trabajan con el 50 por ciento de su capacidad. En opinión de los expertos, los resultados de esta nueva investigación ayudan como un indicio importante para que se empiecen a examinar los factores desencadenantes de la patología desde un sentido biológico y no solamente como un padecimiento psicosomático. Adicionalmente, es una herramienta que puede ayudar con un diagnóstico más oportuno y preciso de la enfermedad.
¿Qué es la fatiga crónica?
Una de las principales dificultades de este mal es que es difícil de diagnosticar porque sus síntomas, más allá de la fatiga, son inespecíficos y suelen confundirse con otras patologías especialmente de tipo mental, como la depresión, o son causa de otras enfermedades como el cáncer o afecciones cardíacas. En niños y adolescentes es incluso más complicado llegar a un diagnóstico porque la afección suele atribuirse a un trastorno del aprendizaje, déficit de atención o simple pereza.
Para llegar al dictamen preciso, el médico debe tener en el radar la existencia de la enfermedad y la posibilidad de que se esté presentando. Además, debe hacer un completo examen físico y mental con el que se pueda establecer cuáles han sido los cambios desde la aparición de la fatiga y cuánto tiempo se lleva así, pues es después de seis meses de presentar estos síntomas que se puede determinar si se trata de esta enfermedad. Luego, el otro reto es poder dar un tratamiento adecuado.
Hasta el momento no existe un medicamento que cure las manifestaciones de la enfermedad. Lo que se puede hacer es tratar de controlar aquellos síntomas que resultan más complicados; por ejemplo, si se trata de un problema de falta de sueño, dar medicamentos para ayudar a dormir y crear rutinas que favorezcan el desarrollo del descanso.
Este síndrome, además de la fatiga mental y física, puede afectar otros procesos del organismo como los cardiovasculares, neurológicos, endocrinos e inmunitarios. Quienes padecen de esta condición con frecuencia dicen tener intolerancia a la luz, al sonido, a los cambios de temperatura, y sufren frecuentes dolores de cabeza, de articulaciones y de los músculos. Actividades tan sencillas como cocinar, arreglarse o hacer las compras pueden ser tan agotadoras que obligan a tomar un descanso, que de por sí, no será reparador.