Sashimi de atún, ¡y que me lo traiga el robot, por favor!
EFE
«Un sashimi de atún, ¡y que me lo traiga el robot, por favor!». Minutos más tarde, un cilindro de un metro de alto equipado con tres bandejas se desliza hasta la mesa portando la delicia japonesa. Es el asistente de los restauradores en tiempos de covid.
En el restaurante Boathouse Asian Eatery de Rohnert Park, en California, llevaban años planteándose complementar la plantilla con un camarero autómata que trajinara con platos de aquí para allá y liberara de trabajo a los empleados, pero no fue hasta la llegada de la pandemia que la idea se materializó.
«Cuando reabrimos (en junio), nos dimos cuenta de que era el momento correcto para traer al robot porque ayuda con el distanciamiento social, ya que permite a nuestros camareros no hacer tantos viajes como antes», cuenta a Efe el copropietario del restaurante, Hans Mogensen.
HASTA 30 KILOS EN COMIDA
Dicho y hecho: a las pocas semanas ya estaba circulando entre las mesas y sillas del local Servi, el último modelo del fabricante californiano Bear Robotics, que puede cargar hasta 30 kilos de comida (prácticamente lo mismo que su peso) y tiene una autonomía de batería de hasta 12 horas.
Al ser todavía algo bastante exótico, Servi se ha convertido en la gran atracción de este restaurante de fusión asiática y ubicado dentro de un casino: los comensales bajan momentáneamente sus cubiertos y paran las conversaciones para contemplar, divertidos, cómo el robot va de un lado para otro.
«A los clientes les encanta. Cuando se mueve por el restaurante, la gente le saca fotografías y videos y los comparten en Instagram y Facebook», observa Mogensen, y asegura que el autómata se ha adaptado muy bien tanto entre el personal como entre la clientela. «Es un buen complemento para el restaurante», apunta.
UN ROBOT ÁGIL Y FUNCIONAL
La dinámica es sencilla: cuando la comida está lista, Servi acude a la cocina, donde un empleado lo carga con uno o varios platos y el robot, que ya sabe a qué mesa van, se abre hueco por los pasillos del restaurante hasta llegar a los comensales, que los recogen y, con la misión ya cumplida, este regresa a su punto de descanso.
«Queríamos un robot que fuera funcional. Entendimos que en los restaurantes falta espacio y queríamos que fuera ágil y capaz de moverse entre el gentío», cuenta a Efe uno de sus creadores, el cofundador y jefe de operaciones de Bear Robotics, Juan Higueros.
«El diseño del robot es lo suficientemente alto para llevar varios platos, pero a su vez tiene un tamaño que le permite circular entre gente, sillas y mesas. Le resulta fácil maniobrar», añade.
Por el momento, Servi está solo en el restaurante, aunque eso sí, cuenta con una gran cantidad de compañeros humanos que siguen trabajando como camareros y asistentes de mesa.
Según aseguran los propietarios, dentro de poco contará también con otro colega robot, que se especializará en recoger los platos de los comensales que ya hayan terminado y llevarlos a lavar.
EL PROBLEMA CON LAS BEBIDAS
Uno de los principales problemas que todavía tiene Servi -y que mantiene ocupados a Higueros y los ingenieros en Bear Robotics- es su dificultad para servir bebidas, puesto que no presentan la superficie llana y ancha de los platos y requieren trayectos extremadamente suaves para asegurar que no se verterá ningún líquido.
Sin embargo, desde la empresa aseguran que ya están trabajando en el diseño y que el reto es lograr una bandeja especial que permita transportar bebidas de todo tipo, incluso copas llenas hasta arriba de champán.