Hábitos para prevenir la diabetes de forma natural - 800Noticias
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A pesar de ser una enfermedad de origen multifactorial, la diabetes se puede prevenir de forma natural mediante hábitos saludables. Si bien existen factores de riesgo no modificables, como la genética y la edad, muchos otros se pueden contrarrestar.

De hecho, en personas con prediabetes —sus niveles de glucosa en sangre aún no son tan altos para ser diagnosticados con diabetes—, ajustar la alimentación y las rutinas puede ser útil para retrasar la evolución de la enfermedad o, incluso, revertir su progreso. Lo mismo sucede con aquellos que padecen sobrepeso, obesidad y colesterol alto.

La implementación de los buenos hábitos no solo coadyuva a la estabilización de la glucosa, sino que previene complicaciones asociadas, como daños en los nervios, enfermedades renales y cardíacas. ¿Cuáles son esas medidas preventivas? Te enumeramos las 14 más importantes.

1. Limitar la ingesta de carbohidratos simples y azúcares

El consumo habitual de alimentos abundantes en carbohidratos simples y azúcar está relacionado con un riesgo elevado de diabetes tipo 2. Los dulces, el pan blanco, los cereales azucarados, los almíbares y jarabes, la bollería, entre otros productos, aportan moléculas de azúcar libre que pasan al torrente sanguíneo.

Al causar picos de glucosa en la sangre, hacen que el páncreas doble su esfuerzo para producir insulina. Esta es la hormona que ingresa la glucosa a las células para usarla como fuente de energía.

Si los picos de glucosa se repiten de forma constante, las células se vuelven resistentes a la acción de la insulina y los niveles de azúcar continúan en aumento. Por esta razón, una de las recomendaciones a la hora de prevenir la enfermedad es limitar la ingesta de los alimentos que ya mencionamos.

En su lugar, son preferibles las fuentes de carbohidratos complejos, con alto nivel de fibra:

  • Frutas
  • Verduras
  • Legumbres
  • Frutos secos
  • Arroz integral
  • Granos enteros

2. Aumentar el consumo de agua

La ingesta de agua por sí sola no puede reducir los niveles de azúcar en la sangre. Aun así, hay varias razones por las que este hábito podría contribuir a la prevención de la diabetes.

En primer lugar, ayuda a optimizar el funcionamiento de los riñones, órganos involucrados en el equilibrio de la glucosa. Ante un aumento del azúcar en sangre, los riñones ayudan a excretar el exceso a través de la orina. En este proceso se genera un estado de deshidratación, que es responsable de ciertos síntomas de la diabetes, como la sensación de sed y la piel seca.

Beber suficiente agua favorece el estado de hidratación. Aunado a ello, coadyuva al control del peso y disminuye la tendencia a los malos hábitos alimentarios, como el alto consumo de calorías y azúcares.

La cantidad de agua que una persona debe ingerir depende de factores como la edad, el estado de salud, el peso y el nivel de actividad física. En general, se sugiere una ingesta de 3,7 litros al día para los hombres y 2,7 litros al día para las mujeres.

3. Hacer ejercicio físico regular

Uno de los principales aliados para prevenir la diabetes de forma natural es el ejercicio físico. Su práctica mejora la respuesta del cuerpo a la insulina y aumenta la eficiencia de las células para utilizar la glucosa como fuente de energía.

Por otro lado, la actividad física es clave para combatir el sobrepeso y la obesidad, que son factores involucrados en la aparición de la diabetes. Asimismo, evita complicaciones asociadas, como el daño en los nervios y las afecciones cardiovasculares.

La intensidad y el tipo de ejercicio varían de acuerdo a la condición física y la salud de cada persona. El médico puede recomendar un programa seguro para cada caso.

No obstante, según la Clínica Mayo, para la mayoría de los adultos se recomienda lo siguiente:

  • Ejercicio aeróbico moderado a intenso: caminar, correr, nadar o montar bicicleta. 30 o más minutos diarios y, por lo menos, 150 minutos semanales.
  • Ejercicio de resistencia: levantamiento de pesas o calistenia. Entre 2 y 3 veces por semana.

También conviene evitar periodos prolongados de inactividad. Por ejemplo, como sucede con los trabajos sedentarios, que implican permanecer sentados muchas horas. De ser así, es bueno tomar una pausa activa cada 30 minutos.

4. Priorizar el consumo de alimentos vegetales

Darle protagonismo a los vegetales es una estrategia útil para controlar los niveles de glucosa en la sangre. Debido a su contenido de fibra dietética y otros compuestos bioactivos, retrasan la absorción de azúcares en el intestino y mejoran la resistencia a la insulina.

Las dietas basadas en alimentos vegetales también están asociadas a beneficios sobre el peso corporal, la función hepática y renal, la modulación de la inflamación y el equilibrio de la microbiota. Estos mecanismos están estrechamente relacionados con sus efectos preventivos sobre la diabetes tipo 2.

Algunos de los vegetales más recomendados son los siguientes:

  • Legumbres, como frijoles, soja, habas, guisantes, garbanzos y lentejas.
  • Verduras sin almidón, como hortalizas de hoja verde, brócoli y coliflor.
  • Otras verduras, como calabaza, apio, champiñones, espárragos, pimientos, tomates, calabacín.
  • Cereales integrales, como avena entera, pasta y pan integral, amaranto, arroz integral, trigo sarraceno, espelta, mijo.
  • Frutas, en especial los cítricos, las bayas, la sandía, la manzana, la pera, la maracuyá, la ciruela, la cereza, las uvas, entre otras.

5. Reducir el consumo de carnes rojas y procesadas

Un hábito sencillo que marca la diferencia a la hora de prevenir la diabetes es limitar el consumo de carnes rojas y procesadas (tocino, salchicha, jamón, etcétera). Su alto contenido de grasas saturadas, colesterol y hierro hemo se ha vinculado con un mayor riesgo frente a la enfermedad.

Hay varias hipótesis que intentan explicar este riesgo. Por un lado, cierta evidencia sugiere que la sobrecarga de hierro —derivada de comer demasiada carne roja— afecta a las células del páncreas y provoca inflamación y resistencia a la insulina.

En las carnes procesadas, aditivos como los nitratos y nitritos —que se convierten en nitrosaminas tras calentarse y comerse—, elevan de forma alarmante el riesgo. Sobre ello, un estudio divulgado en The American Journal of Clinical Nutrition, en el que se analizaron los datos de salud de 216 695 participantes, determinó lo siguiente:

  • Los participantes que comieron más carne roja tenían un riesgo 62 % mayor de desarrollar diabetes tipo 2.
  • Cada porción diaria adicional de carne roja procesada se asoció con un riesgo 46 % mayor de desarrollar diabetes tipo 2.
  • Una porción diaria adicional de carne roja no procesada se asoció con un riesgo 24 % mayor.

Otra explicación tiene que ver con el aumento de peso corporal entre quienes consumen estas carnes con regularidad. Se observó, además, menos actividad física entre estas personas.

Así que lo más oportuno sería reducir el volumen de dichos productos a solo una vez a la semana, de preferencia con cortes magros, como lomo.

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