El yoga y el ejercicio de bajo impacto ayudan a controlar la incontinencia
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Un nuevo estudio dirigido por científicos de Stanford Medicine y la Universidad de California en San Francisco ha revelado que el yoga puede ser tan efectivo como el ejercicio físico de bajo impacto, así como los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, para reducir los episodios de incontinencia urinaria (IU) en mujeres mayores. Los resultados, publicados en Annals of Internal Medicine, muestran que un programa de 12 semanas de yoga enfocado al fortalecimiento del suelo pélvico redujo los episodios de IU en un 65%, cifras comparables a las logradas por el grupo de control que realizó ejercicios de estiramiento y fortalecimiento no específicos.
La incontinencia urinaria es un problema que afecta a más de la mitad de las mujeres de mediana edad y hasta el 80% de las mujeres mayores de 80 años. A pesar de su prevalencia, sigue siendo un tema tabú, ya que son muchas las mujeres que evitan acudir a un especialista o buscar tratamiento por vergüenza. Sin embargo, esta condición no solo afecta la calidad de vida diaria, sino que también incrementa el riesgo de problemas graves, como fracturas por caídas durante la urgencia de ir al baño, sobre todo en la noche.
»Parte del problema es que la incontinencia está estigmatizada; no hablamos de ella», señaló la doctora Leslee Subak, directora de obstetricia y ginecología en Stanford Medicine y autora principal del estudio. «O escuchamos la creencia popular de que esto es normal cuando uno se hace mayor. De hecho, es muy común, pero no es inevitable, y tenemos formas muy efectivas de tratarlo».
La incontinencia merece un buen tratamiento debido a las muchas formas en que interfiere en la vida de las personas. “La incontinencia le quita independencia a las personas”, dijo Subak. «Mis pacientes dicen: ‘No puedo quedarme con mis hijos o nietos porque tengo miedo de mojar la cama, y no puedo hablar de ello; es demasiado vergonzoso'». Es un problema que puede llevar al aislamiento social, afectar la autoestima e interferir con la vida diaria. Pero es tratable, y este estudio muestra que el yoga es una opción segura y accesible para muchas mujeres.
Yoga vs. ejercicio físico general: resultados comparables
El estudio, que involucró a 240 mujeres entre 45 y 90 años con incontinencia urinaria diaria, con una edad media de 62 años, comparó dos programas de ejercicio de 12 semanas: un grupo de 121 participantes practicó 16 posturas de Hatha yoga diseñadas para fortalecer el suelo pélvico, mientras que el grupo de control con 119 mujeres realizó ejercicios de estiramiento y fortalecimiento general que no involucraban el suelo pélvico. Ambas intervenciones incluyeron dos sesiones de 90 minutos por semana, además de una práctica autodirigida de una hora semanal. Debido a que el ensayo se llevó a cabo en parte durante la pandemia de COVID-19, muchos participantes recibieron instrucción sobre yoga o ejercicios a través de reuniones en línea, y se ejercitaron en sus propios hogares, señaló.
Los participantes registraron cuándo perdían orina y clasificaron si cada episodio era incontinencia de urgencia, cuando una vejiga hiperactiva hace que una persona sienta la necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual, o incontinencia de esfuerzo, en respuesta a la presión en el abdomen, como al toser o estornudar. También respondieron cuestionarios estándar sobre la función de su vejiga. Al comienzo del estudio, los participantes tenían un promedio de 3,4 episodios de incontinencia urinaria por día, incluidos 1,9 episodios de tipo urgencia y 1,4 episodios de tipo estrés.
Al final de los programas de 12 semanas, los resultados fueron prometedores: las mujeres que practicaron yoga experimentaron una reducción media de 2,3 episodios de incontinencia por día, en comparación con los 1,9 episodios menos registrados por el grupo de ejercicios generales. Ambos tratamientos mostraron ser casi igualmente efectivos, reduciendo los síntomas de IU en aproximadamente un 60%, lo que es comparable a los resultados de tratamientos farmacológicos sin los efectos secundarios de estos.
El éxito del yoga en la gestión de la incontinencia urinaria no solo radica en su eficacia, sino también en su seguridad y accesibilidad. “Este es un tipo de yoga que casi cualquiera puede hacer, con modificaciones para diferentes capacidades físicas”, afirmó Subak. Durante el estudio, muchas participantes realizaron las sesiones de yoga desde sus hogares a través de videoconferencias debido a las restricciones de la pandemia, lo que subraya la flexibilidad de este enfoque.
El yoga no solo ayuda a fortalecer el suelo pélvico, sino que también ofrece beneficios para el bienestar general. “Es una gran opción para las mujeres que buscan una forma no invasiva y de bajo costo para manejar su incontinencia”, añadió Subak.
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