Comía sushi hasta que una lombriz de más de un metro salió de su cuerpo
Agencias
Cuando tuvo una indigestión y debió ir corriendo al baño, pensó que se trataba de otro incidente estomacal más. Cuando vio que luego de evacuar la digestión un hilo extraño le colgaba del cuerpo, asumió lo peor: pensó que se le salían los intestinos.
En principio, decidió tirar de la pieza. Y siguió tirando, casi sin parar. Allí, se dio cuenta de que el objeto se movía. «Esto es un gusano», exclamó.
Al acudir a la sala de emergencias, este sujeto de Fresno (California), de 30 años, se apuró a explicar que comía sushi casi todos los días, siendo el sashimi de salmón su pieza favorita.
Kenny Banh, médico de la Universidad de California, contó en el podcast «This Won’t Hurt a Bit» cómo fue que trató al paciente (no identificado en la entrevista), que llegó al consultorio en agosto con una bolsa y pidiendo ser tratado por un caso de parásitos. Banh pensó que se trataría de un caso más de los tantos que recibe por cuadros similares, hasta que abrió la bolsa.
Allí, vio un tubo de papel higiénico con una lombriz que lo envolvía. No solo le daba una vuelta: lo recorría varias veces hasta enrollar más de un metro.
«Estaba vivo (el gusano) cuando lo saqué, se movía en mi mano«, le explicó el paciente, aunque para ese momento el parásito yacía inerte. El médico quiso sacarse la duda y lo extendieron para medirlo: alcanzó 162 centímetros de largo.
En cuanto a las causas, Banh explicó que como el sujeto no había hecho viajes recientes ni había tomado agua de fuentes posiblemente contaminadas, el sushi fue, casi con seguridad, la fuente del problema, aunque aclaró que los riesgos pueden estar presentes en casi cualquier comida.
Un estudio publicado hace un año por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades indicó que se han detectado salmones en las aguas de Alaska infectados con parásitos de origen japonés. Si el pescado no es adecuadamente cocinado, su consumo puede resultar en una infección.
Aunque los parásitos pueden estar mucho tiempo sin dañar el cuerpo que habitan ni presentar síntomas, también suelen causar dolor abdominal, diarrea y vómitos. Su tratamiento es relativamente sencillo con medicación prescrita por especialistas.
«El paciente juró que no iba a volver a comer sushi», agregó Banh, aunque también dudó de que vaya a cumplir su promesa.