Aumentar el ejercicio reduce riesgo de cáncer de mama
800 Noticias
Son numerosos los estudios científicos que concluyen que realizar ejercicio físico es crucial frente al cáncer. De hecho, un estudio publicado en «JAMA Internal Medicine» reveló que hacer deporte reduce el riesgo de desarrollar hasta 13 tipos de cáncer, entre ellos el de pulmón, el de colón o el de mama.
Ahora una nueva investigación incide en su importancia frente al tumor de mama. Así, el estudio que publica el “British Journal of Sports Medicine” concluye que es muy probable que aumentar los niveles de actividad física y estar menos tiempo sentado reduzca el riesgo de cáncer de mama.
Los estudios observacionales muestran que la inactividad física y el comportamiento sedentario están relacionados con un mayor riesgo de cáncer de mama, pero demostrar que causan cáncer de mama es otra cuestión.
Por ello, los investigadores utilizaron la aleatorización mendeliana -una técnica que utiliza variantes genéticas como sustitutos de un factor de riesgo concreto- para evaluar si la actividad física y el tiempo sentado podrían estar relacionados causalmente con el riesgo de desarrollar cáncer de mama en general, y específicamente con diferentes tipos de tumores.
Incluyeron datos de 130.957 mujeres de ascendencia europea. De ellas 69.838 tenían tumores que se habían propagado localmente (invasivos), 6.667 tenían tumores que aún no lo habían hecho (in situ), y un grupo de 54.452 mujeres que no tenían cáncer de mama.
Las mujeres participaron en 76 estudios bajo los auspicios del Consorcio de la Asociación de Cáncer de Mama (BCAC), un foro de investigadores interesados en el riesgo hereditario de cáncer de mama.
Luego, los investigadores se basaron en estudios publicados anteriormente que habían utilizado los datos del Biobanco del Reino Unido sobre posibles explicaciones genéticas para la predisposición general a la actividad física, la actividad física vigorosa o el tiempo sentado, medido por rastreadores de actividad en la muñeca, para predecir genéticamente cómo de activos o inactivos eran los participantes del estudio.
A continuación, los investigadores calcularon el riesgo general de cáncer de mama, según si las mujeres (el cáncer de mama no es solo cosa de ellas) habían pasado o no por la menopausia; y por tipo de cáncer (positivo para estrógeno o progesterona, o HER-2, o positivo/negativo para las 3 hormonas), estadio (tamaño y extensión de la diseminación tumoral) y grado (grado de anomalía de las células tumorales).
Estos grupos de casos y controles comprendían 23.999 mujeres premenopáusicas con cáncer de mama invasivo y 17.686 sin este tumor, 45.839 mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama y 36.766 sin él.
En total, hubo 46.528 tumores con receptores de estrógeno positivos y 11.246 controles; 34.891 tumores positivos para receptores de progesterona y 16.432 controles; 6.945 tumores HER2 positivos y 33.214 controles; 1.974 casos triples positivos, y 4.964 casos triple negativos.
Y hubo 42.223 casos de cáncer ductal/lobulillar invasivo y 8795 controles, y 3510 casos de carcinoma ductal in situ; 17.583 cánceres en etapa 1, 15.992 en etapa 2 y 4553 en etapa 3-4; 34.647 tumores de células moderadamente anormales y 16.432 tumores de células altamente anormales.
El análisis de los datos mostró que un nivel general más alto de actividad física predicha genéticamente se asoció con un riesgo 41% menor de cáncer de mama invasivo, y esto fue en gran medida independiente del estado menopáusico, el tipo de tumor, el estadio o el grado.
De manera similar, la actividad física vigorosa predicha genéticamente en tres o más días de la semana se asoció con un riesgo 38% menor de cáncer de mama, en comparación con ninguna actividad vigorosa autoinformada.
Estos hallazgos fueron consistentes en la mayoría de los grupos de casos. Finalmente, un mayor nivel de tiempo sentado predicho genéticamente se asoció con un riesgo 104% mayor de cáncer de mama triple negativo. Estos hallazgos fueron consistentes en todos los tipos de tumores con hormonas negativas.
Los hallazgos no cambiaron después de tener en cuenta la producción por parte de un solo gen de dos o más efectos aparentemente no relacionados (pleiotropía), como fumar o tener sobrepeso, por ejemplo.
Hay explicaciones biológicas plausibles para sus hallazgos, dicen los investigadores, que apuntan a un cuerpo de evidencia razonable que indica numerosas vías causales entre la actividad física y el riesgo de cáncer de mama, como sobrepeso/obesidad, metabolismo desordenado, hormonas sexuales e inflamación.
“Es probable que los mecanismos que vinculan el tiempo sedentario y el cáncer se superpongan, al menos parcialmente, con los que sustentan la relación de la actividad física”, sugieren los investigadores.
En todo caso, sus hallazgos proporcionan “pruebas sólidas” de que es probable que realizar más actividad física en general y permanecer menos tiempo sentado reduzcan el riesgo de cáncer de mama, dicen.
Y concluyen: “Aumentar la actividad física y reducir el sedentarismo ya son recomendaciones para la prevención del cáncer. Nuestro estudio agrega evidencia adicional de que es probable que tales cambios de comportamiento reduzcan laincidencia de tasas futuras de cáncer de mama.
“Se justifica un enfoque más fuerte del control del cáncer en la actividad física y el tiempo sedentario como factores de riesgo de cáncer modificables, dada la gran carga de enfermedad atribuida al cáncer más común en las mujeres”.
Con información de La Razón