Aprende a preparar unas deliciosas galletas de mantequilla

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Las galletas de mantequilla caseras son bastante sencillas de hacer además de deliciosas, funcionan bien para la hora de merienda y acompañar con un vaso de leche.

Para hacerlas, no necesitarás más que un puñado de ingredientes básicos y unos moldes. Y los moldes no son 100% indispensables. En caso de carecer con ellos, se pueden hacer con un vaso pequeño que tengas en casa.

Ingredientes

• 325g de harina normal
• 150g de mantequilla
• 150g de azúcar
• 2 cucharadas de esencia de vainilla
• 1 huevo
• una pizca de sal

Preparación

Lo primero que debemos hacer es colocar la mantequilla a temperatura ambiente en un bol junto al azúcar y lo mezclamos todo.

Cuando tengamos una masa homogénea, añadimos el huevo y las dos cucharadas de esencia de vainilla. Volvemos a mezclar todos los ingredientes hasta que nuevamente haya quedado una masa homogénea

Ahora ponemos la harina y la pizca de sal. Aunque se trate de una elaboración dulce, la sal potenciará el sabor y dejará unas galletas de mantequilla caseras más esponjosas. Mezclamos e integramos todos los ingredientes con la mano.

Tapamos la masa y la metemos en el frigorífico. La dejamos en el frigorífico entre una y dos horas. La idea es que la masa se enfríe y se compacte aunque, no demasiado o costará mucho dar la forma de galleta después.

Pasado el tiempo, colocamos la masa sobre la encimera y con un rodillo, o una botella de cristal si no tienes rodillo, la estiramos sobre la misma encimera. Debe quedar con un dedo de grosor aproximadamente. Hecho esto, hacemos las galletas con los moldes que hayamos elegido.

Cuando no quede más espacio en la masa para hacer más galletas, tan simple como recogerla toda y volver a estirarla con el rodillo o la botella de cristal y vuelta a empezar.

Finalmente, cuando estén todas las galletas hechas, las colocamos sobre papel de horno, encima de la misma placa de hornear, con una pequeña separación entre ellas ya que, aunque será muy poco, crecerán algo, y las metemos al horno previamente calentado a 180ºC, arriba y abajo. Mételas en una rendija más bien cercana a la resistencia de arriba del horno, que a la de abajo. Y vigílalas constantemente.

Retira deja que enfríe y a comer.

Con información de Cocina Casera