5 consejos para una siesta perfecta
La siesta es parte de la tradición de algunos países como Grecia y España. Y otros –como Japón- han investigado los beneficios de dormir unos minutos a mediodía para ver si vale la pena fomentarlo.
Las estadísticas muestran que la siesta no está reducida a una costumbre latina: entre uno y dos tercios de la población mundial duerme siesta.
Pero ¿es siempre bueno dormir siesta? ¿Y en qué condiciones se debe dormir a mediodía para mejorar la productividad y tener mejor humor?
1. Necesitarla
La siesta no necesariamente es buena para todos y en todas partes.
Hay contextos socioculturales –como en los países mediterráneos o desérticos- donde la siesta se institucionalizó más bien como una necesidad ante el extremo calor del verano.
En otros países donde la siesta no es necesaria por clima ni corresponde a un contexto sociocultural, es recomendable sólo para aquellos que la necesitan. Es decir, para aquéllos que por alguna razón no durmieron lo suficiente de noche y están cansados.
“Una privación de sueño se controla durmiendo siesta. La gente siente que duerme, despierta refrescado y sigue el día con mejores condiciones de productividad”, le comenta a BBC Mundo Julia Santín, directora del Centro del Sueño de la Red de Salud de la Universidad Católica de Chile – Christus.
También se recomienda para “gente que trabaja duro, obreros de la construcción, por ejemplo o camioneros. Se ha demostrado que la siesta aumenta la productividad”.
Hay quienes, sin embargo, deberían evitar la siesta.
“Gente a la que le cuesta mucho quedarse dormida de noche, obviamente va a estar cansada al otro día, pero no le recomendamos la siesta, porque lo único que lograrán es volver a tener problemas para dormirse en la noche”, le explica a BBC Mundo Jeanne Duffy, profesora de medicina de la Universidad de Harvard experta en trastornos del sueño.
¿Y qué pasa con los que despiertan de mal humor y a la que le cuesta más de 15 minutos salir del “trance” luego de dejar de dormir? Eso se denomina “inercia de sueño” y si tú eres uno de ellos mejor ni pienses en dormir la siesta porque el remedio a tu cansancio será peor que la enfermedad, según las expertas.
2. En un lugar cómodo y un contexto adecuado
Tener sueño después de almuerzo no es suficiente para entregarnos a los brazos de Morfeo.
De hecho, no es comer lo que nos da sueño en la hora cercana al mediodía, sino un fenómeno fisiológico.
A la mitad de nuestro día útil, todos los seres humanos experimentamos una reducción fisiológica que disminuye la alerta. Lo que es mundialmente conocido como el “sueño después de almuerzo”, pero que no está ligado a qué o cuánto comemos.
“En esta reducción fisiológica hay una mayor propensión a quedarse dormido, independiente del almuerzo”, explica Santín.
Pero no es bueno ni sano cerrar un rato los ojos en cualquier parte.
Quedarse dormido en la oficina, echado sobre el teclado del computador por ejemplo, o sentado completamente doblado “lo único que te va a dejar es un dolor muscular, lo que resulta peor que el cansancio”, comenta Santín.
3. No más de media hora
Una siesta efectiva no debiera durar más de media hora.
“Después, puede empezar a afectar el sueño de la noche”, asegura Santín.
La Fundación Nacional del Sueño de EE.UU. recomienda una siesta de 20 a 30 minutos “para mejorar el estado de alerta y el rendimiento sin quedar aturdido o que interfiera con el sueño nocturno”.
“Lo recomendable es no más de 20-30 minutos porque mientras más larga, más posibilidad de que haya efectos negativos y que haya problemas con el sueño nocturno o este se retrase”, explica Duffy.
4. Entender que ayuda, pero no hace milagros
Según la doctora Sandra C. Mednick, autora del libro “Toma una siesta, cambia tu vida”, dormir siesta puede restaurar la sensibilidad de sentidos tan diversos como la vista, el oído y el gusto.
Y un estudio reciente de la revista Personality and Individual Differences realizado con 40 voluntarios de entre 18 y 50 años con la misma cantidad de sueño promedio arrojó que los que dormían una hora de siesta podían intentar realizar una tarea imposible durante más tiempo sin frustrarse. Del otro lado, los que no dormían siesta eran más impulsivos y perdían la paciencia más rápido.
Sin embargo, tanto Duffy como Santín coinciden en que esas no son propiedades exclusivas de la siesta.
“El sueño tiene siempre un efecto restaurador. A los choferes de camiones, por ejemplo, se les recomienda que duerman una siesta antes del recorrido, con una tacita de café”.
Y la privación de sueño no sólo se manifiesta en somnolencia, sino también en irritabilidad, fallas de memoria o falta de concentración.
“Evidentemente una siesta va a afectar mejor el humor. Es obvio, super explicable y lógico, pensando en las funciones del sueño”.
5. Que complemente, pero no reemplace el sueño nocturno
Es cierto. Hay países como Grecia y España donde la siesta es parte del ADN. “Pero si te fijas, la gente de esos países tiende a irse a la cama más tarde que la del resto de Europa donde no se duerme siesta”, asegura Duffy.
Lo importante es que la siesta no reemplace horas de sueño nocturno.
Y los beneficios de la siesta están asociados a un fenómeno creciente –y preocupante- a nivel mundial: la gente cada vez duerme menos en la noche. Especialmente en las ciudades, donde se duerme un promedio de 5,6 horas según Santín.
“Está claramente demostrado que la privación de sueño, dormir poco o menos de lo necesario, aumenta el riesgo cardiovascular, trae problemas con el metabolismo y se relaciona con algunos tipos de cáncer”, comenta Santín.
No dormir lo suficiente de noche es perjudicial para la salud. Y no hay siesta que recupere el tiempo perdido.
Fuente: BBC Mundo