Una alimentación adecuada puede reducir la toxicidad urémica
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Una alimentación adecuada en pacientes de enfermedad renal crónica (ERC) puede reducir la toxicidad urémica, mejorar el control de comorbilidades frecuentes como la hipertensión arterial, la diabetes o la dislipemia, según ha explicado la doctora Marta Arias, del Servicio de Nefrología y Trasplante Renal del Hospital Clínic.
Durante la segunda edición de NutriERCA -un programa formativo para unidades de enfermedad renal crónica avanzada (ERCA) sobre Medicina Culinaria, Nutrición Conductual y Hábitos saludables-, cerca de 60 profesionales sanitarios se han reunido y han puesto de manifiesto que un tratamiento dietético adaptado favorece la evolución de estos pacientes y mejora su calidad de vida.
En este sentido, la doctora Guillermina Barril, especialista en Nefrología del Hospital Universitario de La Princesa, de Madrid, ha añadido que unos criterios alimenticios adecuados «van a mejorar la adherencia al plan alimentario y, con ello, pueden mejorar o enlentecer la progresión de la ERC y, prevenir malnutrición (DPE)».
Por su parte, el presidente de la Federación Nacional ALCER, Daniel Gallego, ha indicado que, en la consulta, «muchas veces los médicos están más centrados en atajar la ERC desde un punto de vista clínico. Sí se habla de nutrición, pero desde una perspectiva de unas recomendaciones, pero sin darle la importancia que se debería. Comemos todos los días, varias veces al día. Somos lo que comemos, pero también lo que dejamos de comer».
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Para Gallego, los pacientes «necesitan recursos para poder tomar buenas decisiones. En este sentido, existe un importante margen de mejora. Normalmente una medida estándar no encaja bien con todo el mundo y esto no es la excepción. Es necesario que en las consultas se personalicen las recomendaciones nutricionales. Está comprobado, además, que una dieta demasiado estricta terminará siendo un fracaso. Por eso, es razonable que se evalúe pasado un tiempo si el paciente está pudiendo cumplir con la dieta marcada y ajustarla a su realidad y a su estilo de vida», ha explicado Gallego.
En esta misma línea, Barril ha señalado que «solo con información adecuada seremos capaces de optimizar resultados en el cuidado integral del paciente renal».
Del mismo modo, Arias ha recordado que «alimentarnos debe considerarse como una parte más del tratamiento global» y ha agregado que, aunque «resulta difícil establecer una estimación porcentual sobre la influencia en la evolución de la enfermedad de una alimentación adecuada, la mayoría de nuestros pacientes pueden tener hipertensión, diabetes, exceso de peso y de colesterol, por lo que siempre se beneficiarán de una dieta saludable, de estilo mediterráneo que controle estos factores de riesgo cardiovascular».
Los hábitos de vida saludable son fundamentales para conseguir buenos resultados en la nutrición del paciente renal, ha recordado Barril, ya que «el sedentarismo puede favorecer sarcopenia, obesidad sarcopénica y déficit de funcionalidad».
«No todos los centros tienen programas en activo para el desarrollo de estas recomendaciones, pero en la medida de lo posible mejorar la nutrición y unos pasos en la ejecución de ejercicio físico deben ser prioritarios», ha agregado Barril, que ha considerado que «estos programas no deben ser muy complejos, sino asequibles y modificables según las características de los pacientes».
Con información de Infosalus.
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