David Beckham, una marca comercial más allá del fútbol
David Beckham, una marca comercial más allá del fútbol
LONDRES, 16 Mayo 2013 (AFP) – David Beckham, que anunció oficialmente su retirada este jueves tras una pasantía de cinco meses en el París Saint Germain, era a sus 38 años más una marca comercial, sustentada por su privilegiado físico y la eterna fascinación que acompaña su figura pública, que un futbolista.
A pesar de un pie derecho mágico y de sus centros milimetrados, Beckham debía la fama planetaria a su halo de estrella del pop, su matrimonio con la ex Spice Girl Victoria Adams, y a sus anuncios de ropa interior. Sus cortes de pelo y sus ‘looks’ eran imitados en todo el mundo.
Y en el último año de su carrera incluso desbancó al jugador argentino del FC Barcelona como el futbolista con más ingresos del mundo, 36 millones de euros (46 millones de dólares), según la revista francesa France Football.
Con una tarjeta roja, un pase decisivo y cero goles, sin embargo, el antiguo «7» del Manchester United y de la selección inglesa no dejará un recuerdo imperecedero de su paso por la capital francesa, donde a pesar de todo sumó un nuevo título liguero.
El joven de Leytonstone, en el este de Londres, podría haberse quedado en el Tottenham, su primer club, pero a los 14 años fichó por el Manchester United, y su vida cambió para siempre.
Su primer partido profesional con los ‘Red Devils’ lo jugó con 17 años, contra el Brighton, en 1992. El primero como titular, en 1995 ante el Leeds. Ya ese día consiguió el primer gol y puso en marcha su leyenda.
Ocho años y 84 goles más tarde, en 2003, ‘Becks’ abandonó el Manchester United. El divorcio se consumó con su mentor, el técnico escocés Alex Ferguson, quien enfurecido tras una derrota había dado una patada a una bota que salió disparada e hirió en la ceja a su jugador estrella.
En el club de Old Trafford vivió sus mejores horas como jugador, con seis títulos de la Premier League y un 1999 inolvidable, marcado por la conquista de la Liga de Campeones europea y la Copa Intercontinental.
«Nunca había causado problemas hasta que se casó (…) El fútbol es sólo una pequeña parte de su vida», llegó a afirmar con amargura en 2007 Ferguson, quien también deja su cargo esta temporada.
Con su fichaje por el Real Madrid de los ‘Galácticos’, cambiando el número 7 por el 23, en homenaje a la estrella del básquetbol estadounidense Michael Jordan, ‘Becks’ cambió de planeta.
Empezó a vivir una doble vida de futbolista/estrella de la publicidad, pero su palmarés creció menos que su cuenta bancaria, con sólo una Liga española como título destacado.
Eso sí, durante los cuatro años que permaneció en la capital española, el Real Madrid vendió un millón de camisetas con su nombre, en particular en Asia.
El menor de sus gestos es analizado e imitado. Sus múltiples tatuajes -el rostro de su esposa Victoria en un brazo, también los nombres de sus hijos Brooklyn, Romeo, Cruz y ahora también Harper, entre otros- son exhibidos habitualmente en la prensa rosa e incluso una película le rinde homenaje: la británica «Bend It Like Beckham» (2002), protagonizada por Keira Knightley.
En 2007, decidió probar suerte con el ‘sueño americano’, buscando el sol y el glamour de la vida californiana al unirse al Los Angeles Galaxy, donde estuvo hasta el pasado mes de noviembre. Allá se codeó con Tom Cruise y otras estrellas de Hollywood, pero cosecha deportiva fue de dos títulos de la Major League Soccer (MLS), el campeonato estadounidense.
En esos años con contrato con los Galaxy pasó dos breves temporadas cedido en el AC Milan italiano, coincidiendo con el parón de la MLS.
Durante su aventura estadounidense, Beckham dejó de ser llamado a la selección de Inglaterra, con las que fue 115 veces internacional, marcando un total de 17 goles con la camiseta de los Tres Leones.
Y fue incluso descartado del equipo olímpico de Gran Bretaña que participó en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, cuya organización había ayudado a obtener.
Su carrera internacional incluye el famoso gol de saque de falta en el minuto 93, el 6 de octubre de 2001 en Wembley, que calificó a Inglaterra para el Mundial ante Grecia. Pero también hay algunos fracasos sonados, como la tarjeta roja del Mundial 98 y la eliminación en octavos de final contra Argentina, o un penalty y un tiro a puerta fallados en la Eurocopa de 2004, para una salida en cuartos de final.
«No sabía chutar con el pie izquierdo, no sabía jugar de cabeza, no sabía defender y no marcaba muchos goles. Aparte de esto, está muy bien», ironizó en una ocasión George Best, ex estrella del United.