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Cannes celebra a Alain Delon, leyenda del cine francés

 

CANNES, Francia, 25 Mayo 2013 (AFP) – Mito del cine, Alain Delon, homenajeado este sábado a los 77 años por el Festival de Cannes, impuso su carisma en la pantalla, convirtiéndose en el actor francés más famoso del mundo, sin que la gloria lo haya vuelto necesariamente feliz.

«Sólo me faltó hacer el papel de Cristo. Ahora es un poco tarde», declaró esta semana el actor francés al diario Le Figaro. Alain Delon, que nunca recibió el premio a mejor actor en Cannes, trabajó en unas 90 películas bajo la dirección de directores prestigiosos como Melville, Visconti, Antonioni, Losey, Godard y Malle.

En Cannes, como invitado de honor, Alain Delon asistirá al estreno el sábado de la versión remasterizada de «A Pleno Sol» (1960) de Rene Clement, el largometraje que lanzó su carrera.

Productor, realizador, empresario y coleccionista de arte, el actor sombrío, seductor y a veces arrogante dice hoy estar cansado de su fama que le prohíbe tener una vida normal.

El tiempo dejó arrugas en su rostro y plateó la cabellera de esta fiera solitaria, un misántropo generoso que habla de sí mismo en tercera persona y saboreó la gloria antes de que ésta lo termine hartando. «Estaba programado para el éxito, no para la felicidad. Son dos cosas incompatibles», dijo.

Amado por la fortuna, también lo fue por las mujeres: «fue en ellas, en la mirada de mi primera mujer, Nathalie, y en las de Romy (Schneider), Mireille (Darc) o la madre de mis hijos (Rosalie van Breemen) que hallé la motivación para ser lo que he sido, para hacer lo que debía hacer».

Nacido el 8 de noviembre de 1935 en Sceaux (cerca de París), Alain Delon tuvo una infancia inestable tras el divorcio de sus padres, seguido de cuatro años de guerra en Indochina como infante de marina.

De regreso en París, pasea su recia elegancia y su «rostro de ángel» (uno de sus futuros sobrenombres) por el distinguido barrio parisino de Saint Germain des Pres, donde su mirada amatista no pasa inadvertida.

En 1957, debuta en la pantalla en «Quand la femme s’en mêle», de Yves Allégret, antes de convertirse en el intérprete de los más grandes: Luchino Visconti será el verdadero pigmalión del joven actor, cuya inteligencia y potencial el maestro italiano supo detectar y desarrollar. «Rocco y sus hermanos» y «El gatopardo» serán dos cumbres en la carrera de Delon.

En Italia, actúa en «El eclipse» (Michelangelo Antonioni) antes de componer papeles memorables para Jean-Pierre Melville en «El círculo rojo» y «El Samurai».

En el teatro, se le vio en «Lástima que sea una p…», puesta en escena por Visconti. La coprotagonista se llama Romy Schneider: es el principio de una larga relación con la joven actriz austríaca.

Con «Borsalino», de Jacques Deray, alcanzó en 1974 uno de los triunfos más grandes de su carrera junto a Jean-Paul Belmondo.

La lista de sus éxitos es larga: «Granjas ardientes», «El gitano», «Palabra de ley»… En «Nuestra historia»(1984), de Bertrand Blier, hace el papel de un mecánico alcohólico que le vale un premio César.

Alain Delon también diversificó sus actividades: como director, puso en escena «Pour la peau d’un flic» (1980) y «Le battant» (1983).

Apasionado de boxeo, incursionó ademas en la cría de caballos de carrera. En 1978, crea con éxito su propia empresa de productos de lujo. Aficionado al arte, colecciona bronces de animales del escultor Rembrandt Bugatti, botellas de grandes vinos y relojes.

En 2002, tras su separación con Rosalie, no oculta su depresión, evocando incluso la idea del suicidio. Vuelve sin embargo al cine en 2008, en el papel de Julio César en «Asterix en los juegos olímpicos», antes de regresar a la pantalla chica para hacer miniseries. El actor vuelve a las tablas en 2007 para «Los puentes de Madison», junto a su vieja amiga Mireille Darc.

Presidente de honor de la sociedad que organiza los concursos de belleza de Miss Francia, dice que rara vez vuelve a ver sus películas porque esa experiencia «le parte el corazón». «Soy uno de los últimos sobrevivientes de mis películas».

Es el padre de tres hijos: Anthony, de su matrimonio con Nathalie, Anouchka y Alain-Fabien, fruto de su casamiento con Rosalie. Mantiene relaciones complicadas con este último, que acaba de hacer a los 18 años su debut en el cine con «Encuentros pasada la medianoche», del francés Yann Gonzalez.

 

 

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