¿Sabías que masticar hielo puede dañar tu dentadura? - 800Noticias
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Aunque puede parecer inofensivo, comer hielo es perjudicial para la salud bucal y puede causar daños graves en dientes y encías. Desde pequeñas fracturas en el esmalte hasta la rotura completa de un diente, los riesgos pueden tener consecuencias a largo plazo.

Masticar cubitos de hielo es un hábito más común de lo que parece. Ya sea por una condición de salud subyacente, moda, costumbre o simple distracción, muchas personas mastican hielo sin ser conscientes de los riesgos. Conoce los peligros de esta práctica y cómo cuidar tu sonrisa.

¿Por qué es malo comer hielo?

Masticar hielo puede resultar placentero, especialmente en días calurosos. Sin embargo, este hábito puede causar daños significativos a la salud dental. Aquí te contamos los principales riesgos.

Daño al esmalte dental

El esmalte dental recubre la superficie de los dientes para protegerlos. Aunque es la estructura más resistente del cuerpo, no es invulnerable. Masticar hielo puede provocar desgaste localizado y microfracturas en el esmalte, debilitándolo con el tiempo y aumentando la susceptibilidad a caries y otros problemas dentales. Esta pérdida de tejido también puede generar hipersensibilidad crónica al calor y al frío.

Fracturas y astillado de dientes

La dureza del hielo puede causar fisuras o astillado de los dientes, especialmente si ya están debilitados por caries, empastes o endodoncias. Estos daños pueden ser dolorosos y costosos de reparar, a menudo requiriendo tratamientos como coronas o incluso extracciones.

Problemas con los tratamientos dentales

Para quienes tienen empastes, coronas, carillas u otros tratamientos dentales, comer hielo puede poner en riesgo su integridad. Masticar hielo puede aflojar, desplazar o romper estas restauraciones, necesitando reparaciones costosas y adicionales visitas al dentista. Para personas con aparatos de ortodoncia, este hábito puede romper brackets o dañar el alambre, prolongando el tratamiento.

Lesiones en los tejidos blandos

El contacto frecuente con una sustancia fría puede irritar los tejidos blandos de la boca, provocando estomatitis (inflamación de las mucosas orales y los labios) y glositis (inflamación de la lengua). También puede afectar las cuerdas vocales y causar molestias en la garganta. Además, el hielo puede lesionar las encías, aumentando el riesgo de infecciones y problemas periodontales.

Dolor muscular

El esfuerzo excesivo de los músculos de la mandíbula al masticar hielo puede causar dolor y tensión, y con el tiempo, puede ocasionar lesiones en la articulación temporomandibular, afectando funciones básicas como masticar y hablar.

¿Qué hay detrás de la compulsión por masticar hielo?

Masticar hielo es un hábito común por varias razones, desde saciar la sed rápidamente hasta buscar la sensación placentera de masticar algo crujiente. Sin embargo, este comportamiento puede volverse compulsivo, conocido como pagofagia, que es el deseo de comer hielo o bebidas heladas. Este comportamiento puede tener raíces más profundas, como:

Anemia y deficiencias alimentarias

Una causa común de la pagofagia es la anemia y la deficiencia de hierro. La carencia de hierro puede provocar el deseo intenso de comer y masticar sustancias sin valor nutricional, como hielo, arcilla, tierra o papel, conocido como pica. Estudios han demostrado que personas con anemia y deficiencias de hierro y calcio pueden desarrollar una necesidad compulsiva de comer hielo. Este comportamiento generalmente se revierte con un tratamiento adecuado con suplementos.

Estrés y ansiedad

La pagofagia también puede estar asociada al estrés, la depresión y comportamientos obsesivos compulsivos. Algunas personas encuentran en comer hielo una forma de liberar tensión o manejar la ansiedad. El acto repetitivo de masticar algo crujiente puede proporcionar una distracción momentánea y sensación de alivio. Sin embargo, es crucial buscar alternativas más saludables para manejar el estrés.

En niños, masticar hielo suele deberse a la falta de conocimiento sobre sus efectos perjudiciales, a alguna enfermedad subyacente o a la falta de tiempo y atención por parte de los padres.

Consejos para dejar de masticar hielo

Controlar una costumbre compulsiva puede ser todo un desafío. Sin embargo, dejar de comer hielo es crucial para proteger tu dentadura y prevenir daños futuros. Aquí te ofrecemos algunos consejos:

  • Pide tus bebidas sin hielo.
  • En lugar de masticar el hielo, deja que se derrita en tu boca.
  • Reemplaza los cubitos por hielo raspado o granizados, que son más suaves y menos dañinos.
  • Sustituye el hielo por alimentos crujientes y saludables, como zanahorias, pepinos o manzanas.
  • Identifica y trata la causa de tu compulsión, especialmente si se relaciona con una deficiencia de hierro. Consulta a un médico para realizar análisis y recibir un tratamiento adecuado.
  • Si tu hábito está asociado al estrés, busca otras maneras de gestionarlo, como meditación, yoga, ejercicios de respiración profunda, deporte o terapia psicológica.

Consulta a tu dentista

Comer hielo es perjudicial para tu salud dental y puede indicar problemas subyacentes como deficiencia de hierro o estrés. Identificar la causa y buscar alternativas saludables te ayudará a abandonar este hábito y proteger tu dentadura. Si tienes molestias, dolor o temes haber dañado tus dientes o alguna restauración, consulta a tu odontólogo. Un examen clínico y algunas radiografías pueden revelar las consecuencias del problema.

Recibir la ayuda adecuada para resolver este hábito y mantener tu boca en buenas condiciones te ayudará a evitar problemas más graves en el futuro y a tener una sonrisa sana.

Con información de Mejor con Salud

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