Ir de misiones en Semana Santa, por María García de Fleury - 800Noticias
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Soy María García de Fleury

La Semana Santa es una de las celebraciones anuales populares más importantes de la cultura cristiana. Representa la última semana de El Mesías en la tierra, Se conmemoran las distintas etapas de la pasión de Jesucristo, desde su entrada triunfal a Jerusalén hasta su viacrucis, muerte y resurrección.

Por eso, es uno de los momentos del año donde hay mayor intensidad litúrgica y espiritual dentro de la iglesia católica. Frente a esta realidad son muchas las personas de todas las edades, incluso familias enteras, que en este tiempo aprovechan para cumplir con el mandato de Cristo e ir por el mundo enseñando El Evangelio.

Hacer misiones es un mandato que trae bendiciones, Dios constantemente enseña a través de la Biblia que desea ser conocido y que nosotros los seres humanos tengamos una relación con él. Al salir a misionar, a llevar la palabra de Dios con alegría a distintas partes estamos participando del gran privilegio que Dios da al ser parte de su gran plan.

Parte de la obediencia al señor es ser luz y sal en el mundo, es ser levadura en la masa, en medio de esta cultura de descarte y la violencia, del relativismo, donde hay muchas personas que prácticamente han sido olvidadas por la sociedad, que las han arrinconado y privado incluso de los servicios de los servicios básicos.

Ir de misiones es volver nuestro corazón a Jesús, es tener el deseo de hacer todo para la gloria de Dios, es vivir como hijo de Dios haciendo evidente nuestra forma de vivir. Semana Santa es un tiempo del año muy favorable para salir a compartir nuestra fe y ayudar a la Iglesia. No hay mejor manera de conocer y fortalecer tu fe que compartiéndola con los demás.

Experiencia misionera genera un conocimiento más profundo de Dios, de las almas y del llamado a conocer el evangelio a todo el mundo. Ser misionero y convivir con la iglesia del pueblo es simplemente llevar a Jesucristo y al Evangelio a otras personas que sin dudas tienen necesidad de agregarle a su vida un sentido más profundo y aprender que Dios existe, que Dios ama a cada persona individualmente, que está esperando que nosotros queramos acercarnos a él.

Misionar, es invitar a las personas a acercarse a Cristo, ayudarlas a que sigan el evangelio, a saber que pueden ser perdonadas de todas sus ofensas a través del sacramento del perdón, que puede vivir llenos de la fuerza d dios a través de la eucaristía, que el espíritu santo está allí para consolarlos, fortificarlos, animarlos a seguir adelante.

Ser misionero es llevar esperanza, es llevar alegría por creer en Cristo, y todo esto lo hacen los misioneros sin ningún tipo de interés personal. Amigo, tu también tienes la oportunidad de ser un embajador de paz, tanto para aquellos quienes las dificultades de la vida los han atrapado en la desesperación y el dolor, como para aquellas comunidades dañadas por el rencor, la pobreza y los vicios porque estas llevándoles a Dios y con Dios siempre ganamos.

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