Hablemos de Amor, por María García de Fleury - 800Noticias
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El Sagrado Corazón de Jesús quiere enseñarnos que Cristo vino a darnos algo muy concreto, amor hacia cada persona, no una abstracción llamada humanidad. El amor a la humanidad es muy fácil porque la humanidad no te va a sorprender con exigencias ni inconveniencias, nunca vas a encontrar a la humanidad en tu puerta llorando, sucio, pidiendo limosna o con hambre, porque la humanidad es una idea, no es una persona.

Jesús pide que amemos a personas, que amemos a nuestro prójimo, a nuestros vecinos, a personas reales que conocemos, tal como él lo hizo, murió por ti y por mí, no por algo abstracto, la cruz tiene nuestros nombres escritos en ella, no el nombre de humanidad.

Cuando los clavos atravesaron sus manos, la sangre deletreaba Juan, Pedro, Carmen, María. Cuando Jesús se llamó a sí mismo el buen pastor dijo que conoce sus ovejas y las llama por su nombre. El evangelio no llega a uno en un periódico con una etiqueta fotocopiada que dice estimado ocupante, no, el evangelio está dirigido personalmente a cada persona, como una carta de amor de Dios para ti, está escrito sólo para ti, uno de los santos dice que Jesús habría hecho todo lo que hizo y sufrido todo lo que sufrió incluso si tu fueras la única persona que había pecado, él habría hecho todo eso sólo por ti, más que eso, lo hizo.

Esto no es un sí, esto es un hecho real, sus ojos amorosos te vieron desde la cruz, cada uno en sus 5 heridas te estaban diciendo te amo. Estar parados sobre el amor es la idea de que puedes estar enamorado del amor, no puedes, como tampoco puedes tener fe en la fe, o esperanza en la esperanza.

El amor es un acto, una fuerza, una energía, pero las personas son mucho más que eso, lo que amamos sólo puede ser una persona, lo más real que existe porque una persona es la imagen de Dios, es la realidad última y el nombre de Dios es “yo soy”, el nombre de una persona.

El estar enamorado del amor no es amor sino solamente un sentimiento, no es lo mismo decir “Dios es amor” que decir “el amor es Dios”. Adorar el amor en lugar de adorar a Dios implica dos errores mortales, uno que es el uso de la palabra Dios como si fuera otra palabra más, se piensa en Dios como una fuerza, una energía mucho más que como una persona, en segundo lugar, diviniza el amor que ya conocemos, en vez de mostrarnos un amor desconocido.

Para entender este punto quisiera considerar por ejemplo cuando uno dice “esa casa es de madera”, eso no es lo mismo que decir “la madera es esa casa”. “Mamá está enferma” significa conoces bien a mamá, pero déjame decirte que hay algo que no sabes sobre ella, está enferma.

Entonces “Dios es amor” significa déjame decirte algo nuevo sobre el Dios que conoces, él es amor esencial, hecho de amor de principio a fin. Amigos, Dios es la realidad última, Dios es amor, es lo más profundo que hemos escuchado porque lleva a que estemos seguros de que con Dios ¡siempre ganamos!