Grasa parda: El aliado sorprendente para adelgazar que puedes activar con una taza de café
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Para lograr una pérdida de peso efectiva, se requiere un enfoque multifacético. La regla general dice que basta con consumir menos calorías de las que quemamos, lo que generalmente se logra a través de una combinación de una dieta equilibrada y ejercicio regular. Sin embargo, la experiencia nos recuerda que existen otros factores, algunos de ellos incluso anclados en nuestra psicología, que pueden ejercer una influencia significativa en nuestros resultados. En este escenario complejo y multifactorial, surge un actor imprevisto, un aspecto poco conocido, pero sumamente interesante en el proceso de adelgazamiento: la grasa parda.
A pesar de su nombre, no se trata de un villano en la lucha contra los kilos de más, sino todo lo contrario. Este peculiar tipo de tejido adiposo, apodado «grasa buena», puede convertirse en un valioso aliado en nuestro viaje hacia un peso saludable, siempre y cuando conozcamos los secretos para activar su potencial. La pregunta obvia es: ¿Cómo lo hacemos? Bueno, la ciencia tiene una respuesta bastante sorprendente para nosotros: simplemente tomando una taza de café.
Activar la grasa parda
A diferencia de la grasa blanca, que es la mayoritaria en nuestro cuerpo y que es una fuente pasiva de energía, la grasa parda es un tipo de tejido adiposo mucho menos común y cuya función principal es la “termogénesis”, es decir, producir calor cuando sentimos frío. Está presente en la mayoría de los mamíferos. Para los osos en hibernación, por ejemplo, la grasa parda es lo que les mantiene con vida durante su letargo, porque es lo que consume las calorías y lo que produce los niveles de energía necesarios para que la temperatura corporal sea relativamente estable.
Como es lógico, en cada especie encontraremos una proporción diferente de este tipo de grasa y en cada una de ellas estará localizada en una zona diferente del cuerpo. Para realizar su trabajo, estos tejidos contienen mitocondrias, que son los motores con los que se queman las calorías para producir calor.
Además, esta grasa aumenta el metabolismo basal quemando y transformando la grasa corporal normal en energía. Por ese motivo, cada vez son más los estudios que aseguran que es posible utilizar la grasa parda en las dietas de adelgazamiento. Porque durante la termogénesis se acelera el gasto energético del organismo.
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Si la termogénesis es la transformación y consumo de calorías para aumentar la temperatura corporal cuando sentimos frío… lo más lógico será que nos expongamos al frío para activar este mecanismo fisiológico. En teoría, cuando nuestro sistema nervioso se exponga a las bajas temperaturas, mandará la orden de activación a las mitocondrias de la grasa parda y se iniciará el consumo calórico de la termogénesis.
O sea, que tomar una ducha de agua fría después del entrenamiento, no solo favorece la recuperación muscular, sino que también puede promover la pérdida de peso. Además, existen otras estrategias para activar la termogénesis de la grasa parda. Un ejemplo es el ejercicio de fuerza, que provoca la secreción de hormonas llamadas miokinas por parte de los músculos, que estimulan la transformación de grasa blanca en grasa parda. Otra estrategia efectiva es, como decíamos antes, tomar café.
En un estudio llevado a cabo por un equipo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham y publicado en la renombrada revista ‘Scientific Reports’, se desveló una estrategia sorprendentemente efectiva para activar la termogénesis de la grasa parda: simplemente tomar una taza de café. La investigación, dirigida por el reconocido profesor Michael Symonds, comenzó con una serie de meticulosos estudios con células madre con el objetivo de verificar si la cafeína podría ser un agente estimulante para la grasa parda.
Tras un escrupuloso proceso de experimentación y ajustes para determinar la dosis correcta de cafeína, el equipo de investigadores procedió a realizar pruebas en humanos. Para llevar a cabo este importante y delicado paso, emplearon una técnica de imagen térmica. Esta innovadora tecnología les permitió rastrear de manera precisa las reservas de grasa marrón en el cuerpo humano y evaluar su capacidad para activar la termogénesis y generar calor. El estudio concluyó que, en efecto, el café estimulaba las áreas del cuerpo humano donde se concentra la grasa parda, activando así su proceso de termogénesis.
Con información de La Razón
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