El por qué de la caída del pelo y cómo ponerle remedio
ABC
Si hay un tema estético que preocupa a los hombres ese es la alopecia. La pérdida de pelo suele ser hereditaria pero existen diferentes medidas que pueden tomarse para frenar su caída.
No solo por una cuestión de belleza, sino porque este cambio físico suele traer consigo una bajada de autoestima considerable que no hace más que empeorar la situación. Lo importante es detectar el problema a tiempo y tomar las medidas necesarias si se le quiere poner remedio.
Primeros síntomas
Al día, todos perdemos entre 50 y 80 pelos que son sustituidos de manera natural al renovarse igual que las células de la piel. Cada folículo piloso produce un nuevo tallo y cuando no hay nuevos tallos que sustituyan a los cabellos que perdemos es cuando la zona empieza a aclararse. El crecimiento del cabello se ralentiza y el ciclo se reduce a un año en lugar de tres o cuatro por lo que el folículo piloso está menos incrustado en la dermis y comienza a debilitarse. Esto suele ocurrir alrededor de los 30 años cuando la pérdida de grosor y cantidad es habitual a medida que uno envejece aunque, a partir de la adolescencia, puede presentarse en algunos casos precoces.
La zona afectada suele ser la línea frontal de la cabeza que retrocede con el tiempo, y a la parte superior y central conocida como coronilla. Una de las primeras señales es detectar que el pelo que está más cerca de las sienes se vuelve más fino. Es en este momento cuando la mejor decisión es buscar asesoramiento de un especialista. Él es quien puede ayudarte a encontrar la solución más adecuada para tu problema. Un tratamiento aplicado a tiempo consigue reavivar ese folículo evitando su muerte prematura e incluso evitando muchas veces la calvicie.
El por qué
La alopecia androgenética suele ser la que afecta en un mayor porcentaje a los hombres por culpa de un exceso de andrógenos, aunque en otros casos suele estar relacionada precisamente con otros cambios hormonales, así como determinadas enfermedades, picos altos de estrés o, incluso, por una mala alimentación. Todo ello puede afectar en gran medida al ciclo del cabello y hacer por tanto que éste se caiga con mayor rapidez o frecuencia.
Una dieta saludable es la mejor medida de prevención, además del descanso y el uso de champús y sérums anticaída. Frutas y verduras son ricas en vitaminas y sales minerales, imprescindibles para la salud del pelo; de la misma forma que el zinc que se encuentra en determinados pescados, el hierro de la carne roja o la función antioxidante del aceite de oliva, por ejemplo.
A cada problema, su solución
Cuando las medidas preventivas no han funcionado, hay que poner remedio de inmediato. Elizabeth García Bonome, doctora en Medicina Estética y experta en Tricología e ImplatologíaCapilar por la Universidad de Alcalá, en España, explica el por qué: «el fenómeno de la pérdida de pelo ocurre en general cuando el folículo piloso se encoge con el tiempo, produciendo en un primer momento un cabello más corto y más delgado. Si en ese momento no se ataja el proceso de debilitamiento con tratamientos conservadores, ese pelo más fino y débil acaba cayéndose definitivamente para no volver a salir más».
Lo principal es, por tanto, dar con el grado que afecta a cada paciente para poder atajar el problema de raíz porque, como asegura la experta: «de nada nos vale repoblar una zona y no tratar de forma integral todo lo demás, porque muy probablemente lo único que estamos haciendo sea postergar el problema», afirma.
«El problema de la alopecia ha de tratarse desde una perspectiva multidisciplinar. Una combinación de terapias que van desde la farmacológica, hasta la microcirugía pasando por la tópica y subcutánea como la mesoterapia. Pero además, de este abordaje multidisciplinar hay que tratar de resolverle al paciente un problema, no por un puñado de años, sino a largo plazo», añade García Bonome.
Cierto es que anteriormente la solución pasaba exclusivamente por la aplicación de productos de dudosa eficacia pero ahora el abanico de posibilidades es amplísimo.
Ahora, gracias a la microcirugía, entre otros factores, el panorama ha cambiado de forma exponencial. El dermatólogo es quien mejor puede determinar el protocolo mejor para cada paciente, desde la microcirugía hasta las diferentes técnicas de implante capilar como la conocida como FUE o la de FUSS. En cualquier caso, como aclara la doctora: «no existe una técnica mejor que la otra» sino que esto dependerá de las circunstancias de cada uno.