El canto en la liturgia, por María García de Fleury - 800Noticias
800Noticias
Religión

María García de Fleury

La música siempre ha sido un fenómeno que ha hecho parte de la cultura, de la expresión de los pueblos y en ella se expresan sentimientos, creencias, maneras de vivir y de actuar.

Desde la iglesia primitiva la música ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de la liturgia. Su función es ayudar a unir las plegarias de un pueblo que clama a su Señor. Es una tarea no sólo del músico sino también del sacerdote y de los fieles quienes están llamados a mantener y preservar el tesoro de la música litúrgica en la iglesia.

El canto es signo de la alegría del corazón, de ahí que San Agustín dice con razón, cantar es propio del que ama, quien canta bien ora dos veces. Parece que no dice mucho, pero sin embargo está ofreciéndonos un criterio básico, el canto pertenece a la asamblea. Igual que la asamblea en un momento dado responde con la palabra o la oración, también participa con el canto. Por eso no se puede de entrada privar a la asamblea de la posibilidad de cantar. La misa no puede ser un concierto por hermosa música que sea en la que la asamblea permanezca muda.

Otra cosa es preguntarse si hay momentos en los que se debe cantar y momentos en los que es posible e incluso recomendable la intervención del coro solo o de un solista o simplemente de música instrumental. Pero de entrada la primera afirmación es clara, el canto en la celebración es un medio de participación de la asamblea del que no se debe privar.

El canto permite algo importantísimo en la celebración, poder distinguir la importancia de unas celebraciones frente a otras.

El canto en la celebración litúrgica existe una gradualidad, no todas las celebraciones son igual de importantes, el canto permite subrayar aquellas que lo son más. De esa manera se convierte en uno de los principales medios de participación litúrgica de la asamblea.

La tradición musical de la Iglesia Universal constituye un valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado unido a las palabras constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne. La música sacra por consiguiente será tanto más santa cuanto más íntimamente se haya unida a la acción litúrgica.

Además, la iglesia aprueba y admite en el culto divino el estar presente todas las formas de arte auténtico siempre que estén adornadas con las debidas cualidades.

La iglesia en su tarea evangelizadora llega a la realidad de cada persona, entra en su cultura, de modo que el mensaje llegue de manera clara y pueda ser vivida como la revelación de Dios al hombre que se da en contextos y culturas diferentes.

En el año 1903 el Papa San Pio X decía: una composición religiosa será más sagrada y litúrgica cuanto más se acerque en aire, inspiración y sabor a la melodía gregoriana. La música vocal en general es el estilo más correcto de música litúrgica puesto que ella sola ha sido siempre reconocida como la música propia de la iglesia. Ella sola entra en contacto con el significado del texto litúrgico y lo pone como expone al entendimiento del pueblo para que el pueblo pueda alabar a Dios con todo su corazón, con toda su alma, porque el pueblo sabe que con Dios ¡siempre ganamos!

Le interesa: El pueblo de El Hatillo cumple 240 años, por María García de Fleury

Únete a nuestro canal de Telegram, información sin censura: https://t.me/canal800noticias