Consecuencias de la presión alta en el cuerpo - 800Noticias
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La presión arterial alta se manifiesta de muchas formas a largo plazo. Desde osteoporosis a derrames cerebrales, existen diversas patologías que suceden por una mala gestión de la hipertensión.

Las consecuencias de la presión alta en el cuerpo (o hipertensión arterial) son crónicas y graves, ya que incrementan de manera significativa el riesgo de sufrir cardiopatías, encefalopatías, nefropatías y otras enfermedades. Se estima que 1/6 de la población mundial tiene hipertensión y, en los países más afectados, 1 de cada 4 adultos mayores de 18 años es hipertenso.

En contraste con estos datos alarmantes, cabe destacar que apenas 1 de cada 5 personas hipertensas tienen controlado el problema. Por ello, es un desencadenante importante de trastornos varios a largo plazo. Si quieres conocer cómo afecta la presión alta al cuerpo, sigue leyendo.

¿Qué es la hipertensión y cómo afecta al cuerpo?

La presión alta o hipertensión arterial se caracteriza por una presión sanguínea alta y sostenida en las arterias sistémicas. De forma común, esta se escinde en 2 valores, que son los siguientes:

Presión sistólica: es la presión máxima que ejerce la sangre sobre la pared de las arterias cuando el corazón se contrae. El valor límite para descartar una hipertensión es de 140 milímetros de mercurio (mmHg), pero la normalidad se encuentra en 120 mmHg. A partir de 180 mmHg se requiere atención médica de forma inmediata.

Presión diastólica: es la presión sanguínea medida cuando los ventrículos del corazón se relajan. El valor normal es igual o menor a 80 mmHg. En 90 mmHg se considera hipertensión y en 120 mmHg es motivo de ingreso en urgencias.

Así pues, el punto de corte se encuentra en 140/90 mmHg. De todas formas, tal y como indica el portal HHS Public Access, el 95 % de los pacientes tienen una hipertensión esencial heterogénea, con una multitud de desencadenantes y condicionantes tanto genéticos como ambientales.

Según la Fundación Española del Corazón, la hipertensión mata a 7,5 millones de personas en todo el mundo de forma anual. Puesto en perspectiva, esto supone el 13 % de todas las muertes que tienen lugar a nivel global cada año.

  1. La presión alta en el corazón y sistema circulatorio

A medida que la enfermedad progresa, las paredes de las arterias dañan más y más, de forma lenta, pero progresiva. Tal y como indica la Clínica Mayo, el desarrollo de la patología suele ser silencioso en las primeras fases, pero sus efectos son devastadores.

Arterias

Debido a la presión continua que soportan las arterias, sus paredes se debilitan con el tiempo y su diámetro se estrecha, por el depósito de lípidos y acumulación plaquetaria. Este proceso se conoce como aterosclerosis y suele ser el causante de gran parte de los accidentes cerebrovasculares (ACV) isquémicos y otros fallos circulatorios.

Además, la hipertensión favorece que aparezcan aneurismas. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos define estas formaciones como un ensanchamiento anormal de las paredes de una arteria, usualmente en forma de racimo de uva colgante.

Algunos aneurismas son congénitos, mientras que otros se desarrollan a partir del tabaquismo, la hipertensión o el colesterol alto. Los aneurismas pueden romperse e inundar de sangre los tejidos circundantes o, en su defecto, permanecer silenciosos y no provocar ningún problema en la vida del paciente.

Un aneurisma aórtico roto tiene un pronóstico fatal. El 80 % de los pacientes fallecen; la mitad antes de llegar al hospital.

Corazón

La presión arterial alta provoca hipertrofia cardíaca. Debido al estrechamiento y daño arterial, el corazón debe bombear con más potencia para que la sangre llegue a todos los tejidos.

Como todo músculo que se sobrecarga de forma continuada, el tejido cardíaco termina engrosándose de forma patológica.

En las fases más graves, el corazón no solo se engrosa, sino que sus cavidades se dilatan. Por ello, cada vez le cuesta más a este órgano bombear sangre, dando lugar a diversas cardiopatías hipertensivas. Esto se traduce en anginas de pecho, insuficiencia cardíaca, infartos y accidentes cerebrovasculares.

  1. Consecuencias de la presión alta en el cerebro y el sistema nervioso

La Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial nos otorga una información muy interesante que correlaciona al cerebro con la presión alta. En los pacientes hipertensos, el flujo sanguíneo global al cerebro puede verse reducido de forma sucinta, lo que a largo plazo se puede traducir en pérdida de memoria.

Vamos más allá, pues la fuente ya citada coloca a la hipertensión como el principal factor de riesgo vascular modificable para sufrir demencia. Más allá de esto, como ya hemos dicho, la reducción del flujo sanguíneo fomenta que aparezca un accidente cerebrovascular isquémico, responsable del 80 % de los derrames.

En este cuadro, las neuronas que reciben sangre de la arteria bloqueada o estrechada dejan de tener el oxígeno que requieren. Así, en minutos van muriendo de forma irremplazable. También es probable que la hipertensión desemboque en un derrame cerebral hemorrágico por los aneurismas ya nombrados.

  1. La hipertensión y los ojos

Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las consecuencias de la presión alta pueden provocar daños en los vasos sanguíneos que irrigan la retina. Esta es la encargada de proyectar las imágenes al nervio, que las llevará al cerebro. Así que los daños retinales pueden ser deletéreos para el sentido de la visión.

Por ejemplo, si no llega suficiente sangre a los ojos, el nervio óptico puede atrofiarse de forma irreversible. Los daños que tienen lugar en este nervio no se pueden solucionar, así que el único tratamiento posible es prevenir que esto suceda.

Por otro lado, la hipertensión también provoca daño en los frágiles vasos sanguíneos que rodean a la retina. Esto causa que aumente su permeabilidad y que, por ende, se filtre sangre fuera.

Puede darse el caso de que un paciente con hipertensión sufra hemorragias y derrames oculares que dañen a los tejidos inundados de forma permanente.

  1. Consecuencias de la presión alta en el sistema urinario

Tal y como indica el portal Go Red for Women, la hipertensión arterial es la segunda causa en todo el mundo de insuficiencia renal. La hipertensión provoca que los vasos sanguíneos de las nefronas (unidades básicas de los riñones) se estrechen, se dañen y se endurezcan.

Esto, en general, se suele evidenciar con un evento clínico conocido como proteinuria. En la proteinuria el paciente excreta proteínas en la orina.

Cuando se detectan niveles de proteínas en orina mayores o iguales a 300 miligramos en 24 horas se sospecha de un fallo renal persistente. Además, al dañarse los vasos renales es posible que estos no filtren las sustancias de desecho que deben ser excretadas al medio. La acumulación de agentes tóxicos en el cuerpo se puede manifestar de muchas formas.

  1. Otras situaciones médicas asociadas

Los efectos de la hipertensión en el cuerpo no acaban con los daños en el sistema renal. En la siguiente lista te presentamos otras complicaciones que pueden derivar de este evento:

Problemas en el sistema musculoesquelético: como los riñones pueden dañarse, estos dejan pasar el calcio a la orina y se deshacen de él de forma errónea. Para compensar la deficiencia de calcio en sangre (hipocalcemia), las células de los huesos pueden acudir a reabsorber tejido óseo. Esto provoca osteoporosis.

Sistema respiratorio: la reducción del diámetro de las arterias puede fomentar que se produzca un trombo. Si se desprende y comienza a viajar por el torrente sanguíneo recibe el nombre de émbolo. Cuando un émbolo llega a un vaso crítico en los pulmones e impide el flujo se produce una patología conocida como embolismo pulmonar.

Fallos sexuales: el pene requiere un flujo sanguíneo rápido y efectivo para que pueda tener lugar la erección. Como podrás imaginar, la hipertensión provoca disfunción eréctil en hombres.

Dos formas de combatir las consecuencias de la presión alta

La hipertensión debe tratarse en 2 frentes diferentes: farmacológico y comportamental. No podemos decirte que bajar la tensión arterial cuando eres hipertenso se puede conseguir solo prestando atención al estilo de vida. Por ello, toca acudir (a veces de forma vitalicia) a medicamentos antihipertensivos, como los diuréticos o los bloqueadores adrenérgicos.

Más allá de la farmacología, ayudar a que los síntomas sean menores también está en manos del paciente. Hacer ejercicio de forma regular, bajar de peso si se tiene obesidad o sobrepeso, dejar de fumar, evitar las situaciones estresantes y acudir a terapia psicológica pueden ser de gran ayuda. Ante la lucha contra las consecuencias de la presión arterial alta no estás solo.

Fuente: Mejor con Salud

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