Cómo evitar los hábitos y posturas que favorecen las arrugas en el rostro
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Hay gestos y hábitos cotidianos que favorecen la formación de arrugas en el rostro y en el cuello, como dormir de lado, fruncir los ojos cuando estamos en el exterior o apretar la mandíbula en momentos de tensión. Mantenidos de forma repetida en el tiempo, estos provocan un daño permanente en la piel a través de su rotura y la formación de arrugas profundas. La doctora Gema Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial, nos detalla cuáles son y cómo podemos evitarlos para prevenir las arrugas.
Gestos asociados a alteraciones en la visión
Padecer fotosensibilidad por tener los ojos muy claros, o por alguna enfermedad y haber sido operado de miopía u otra patología de la visión, ser miope o tener mala visión de cerca son los factores que llevan a muchas personas a fruncir constantemente el ceño. Este gesto repetido en el tiempo puede provocar arrugas prematuras en el entrecejo. Para prevenirlas, es importante, por una parte, llevar siempre gafas de sol cuando estamos en el exterior, y, por otra parte, corregir cualquier tipo de problemas de la visión acudiendo al especialista. Para mejorar las arrugas del entrecejo el tratamiento más indicado es la infiltración de toxina botulínica, que permite relajar el músculo.
Gestos asociados a la concentración
Cuando estamos concentrados realizando una tarea (ya sea estudiar, trabajar ) son habituales dos gestos: fruncir la boca, que puede favorecer la formación temprana del código de barras y fruncir los músculos cigomáticos y laterales del rostro, como una media sonrisa lateral, que favorece la formación temprana de las arrugas del surco nasogeniano. Ser conscientes de qué gesto hacemos y concentrarnos para no hacerlo es una forma de prevenir esas arrugas.
En ambos casos, podemos recurrir a un truco sencillo que consiste en poner un pequeño trozo de algodón húmedo o un chicle entre el labio superior y la encía o en el lado de la boca que solemos fruncir, de esta manera seremos conscientes de que estamos realizando el movimiento y podremos evitarlo, aunque requiere un tiempo de entrenamiento.
Gestos asociados a la tensión emocional y al estrés
Cuando estamos estresados solemos apretar la mandíbula en exceso, lo que puede hacer que la cara adquiera una forma más cuadrada, al tener más volumen en la zona cercana al ángulo mandibular, y, por otra parte, también contraemos los músculos del mentón, lo que puede provocar arrugas en el propio mentón. Para prevenir estos gestos conviene que el odontólogo valore la necesidad de llevar una férula de descarga, que ayudará a relajar los músculos maseteros. También es posible recurrir a la toxina botulínica para relajarlos.
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