Alimentos ultraprocesados vinculados a miles de muertes prematuras
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Amuchos les sonará la escena. Salir a las 8 de la mañana de casa, y después de una jornada agotadora, volver del trabajo con las pilas casi a cero y escuchar a tus hijos gritar aquello de «papá, mamá, ¿qué hay para cenar?». La respuesta en muchas ocasiones para calmar a esos pequeños hooligans hambrientos es recurrir a algún precocinado o producto congelado que puedan devorar tras pasar unos minutos por el horno o la freidora. Ni que decir tiene que se trata de una práctica más habitual las noches de los fines de semana.
Sin embargo, son varios ya los estudios que en los últimos meses nos vienen avisando de los efectos perjudiciales para la salud del consumo de este tipo de alimentos ultraprocesados. El último, un amplio trabajo realizado en Brasil que atribuye a la ingesta de estas preparaciones listas para calentar y comer hasta 57.000 muertes prematuras en adultos de 30 a 69 años.
Hablamos de pizzas congeladas, salsas, sopas de sobre, perritos calientes, salchichas, refrescos, helados, bollos y galletas, entre otros. Es decir, formulaciones industriales de sustancias derivadas de los alimentos (aceites, grasas, azúcares, almidón, aislados de proteínas) que contienen poco o nada de alimentos integrales y, a las que a menudo se agregan aditivos, sabores, colores y emulsionantes con fines cosméticos. Los ingredientes y procesos utilizados en su fabricación tienen como objetivo crear productos de producción de bajo costo que sean extremadamente sabrosos y accesibles y que tengan el potencial de reemplazar a los alimentos sin procesar o mínimamente procesados y a las preparaciones culinarias hechas con estos alimentos.
El investigador principal Eduardo AF Nilson, del Centro de Investigación Epidemiológica en Nutrición y Salud de la Universidad de São Paulo, y Fundación Oswaldo Cruz (Brasil) y sus colegas modelaron datos de encuestas dietéticas representativas a nivel nacional para estimar la ingesta inicial de estos alimentos por sexo y grupo de edad. Se utilizaron análisis estadísticos para estimar la proporción del total de muertes atribuibles al consumo de ultraprocesados y el impacto de reducir su ingesta en un 10%, 20% y 50% dentro de esos grupos de edad, utilizando datos de 2019.
Enorme impacto de los procesados en la mortalidad y la carga de enfermedades prevenibles
En todos los grupos de edad y estratos de sexo, el consumo de ultraprocesados osciló entre el 13% y el 21% de la ingesta total de alimentos en Brasil durante el período estudiado. Un total de 541.260 adultos de 30 a 69 años fallecieron prematuramente en 2019, de los cuales 261.061 fueron por enfermedades prevenibles no transmisibles. El modelo encontró que aproximadamente 57.000 muertes ese año podrían atribuirse al consumo de ultraprocesados, lo que correspondía al 10,5% de todas las muertes prematuras y al 21,8% de todas las muertes por enfermedades no transmisibles prevenibles en adultos de 30 a 69 años.
Las estimaciones de los expertos apunta a que reducir el consumo de ultraprocesados entre un 10% y un 50% podría potencialmente prevenir aproximadamente entre 5.900 y 29.300 muertes prematuras en Brasil cada año.
«El consumo de ultraprocesados está asociado con muchos resultados de enfermedades, como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, algunos tipos de cáncer y otras enfermedades, y representa una causa importante de muertes prematuras y prevenibles entre los adultos brasileños», dijo el Dr. Nilson. «Incluso reducir el consumo de ultraprocesados a los niveles de hace apenas una década reduciría las muertes prematuras asociadas en un 21%. Se necesitan con urgencia políticas que desincentiven el consumo de UPF».
En declaraciones a Science Media Centre, Carmen Romero Ferreiro, bióloga y bioestadística del Instituto de Investigación Hospital Universitario 12 de Octubre y profesora del Grado en Nutrición en la Universidad Francisco de Vitoria, opina que «las implicaciones son claras y son las que se vienen repitiendo: reducir el consumo de alimentos ultraprocesados e implementar una dieta que se base en alimentos no procesados o mínimamente procesados. Estos cambios en los hábitos nutricionales repercuten positivamente en la salud y puede evitar bastantes muertes prematuras en población adulta». Por otro lado, matiza, «hay que tener en cuenta que los resultados de este estudio solo aplican a población adulta y no a niños o jóvenes, ya que las muertes prematuras en este caso solo engloban el rango de edad adulta».
Con información de WebConsultas
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