El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María.
Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial.
Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.
De acuerdo a la tradición católica el 16 de julio de 1251, san Simón Stock, superior en ese entonces de la orden de los Carmelitas, se encontraba en profunda oración rogando por sus religiosos perseguidos cuando la Virgen se le apareció con el hábito de la Orden religiosa en la mano y le entregó el escapulario asegurando que quien lo portará gozará de grandes favores.
Tiempo después, la devoción a la Virgen del Carmen fue floreciendo y la espiritualidad carmelita se extendió por varios lugares del mundo.
#VirgendelCarmelo, madre nuestra, ayúdanos a tener manos inocentes y corazón puro, a no mentir ni hablar en detrimento del prójimo. Así podremos subir al monte del Señor y obtener su bendición, su justicia, su salvación.
