Zulianos acuden al préstamo para comprar el CLAP - 800Noticias
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Con información de La Verdad

«No queda otra que prestar». La frase es cada vez más frecuente entre los zulianos que reciben los alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que ofrece el Gobierno nacional. Y es que de cinco mil bolívares que costaba hace cinco meses, ahora el combo de comida pasó a 10 mil. Sumado al pago por el transporte puede llegar hasta a 10 mil 500 bolívares, una cifra «impagable» para muchas familias, sobre todo considerando que en la mayoría de los casos, les avisan para cancelar el mismo día.

En una encuesta hecha por La Verdad se constató que la ciudadanía concuerda en que no tienen el dinero para el momento, pero aún así, hacen el sacrificio de buscarlo, ya que comprando los rubros en un supermercado o en el mercado negro, es más caro. Otros se quedan sin poder adquirirla.

Según Carlos Paparoni, diputado de la Asamblea Nacional (AN), la carestía del CLAP es por un sobreprecio de 337,5 por ciento, cuyo beneficiario presuntamente es Samark López, dueño de la empresa Postar Intertrade Limited, y supuesto socio del vicepresidente Tareck el Aissami, sancionado recientemente por Estados Unidos. Representantes del Gobierno no se han pronunciado sobre estas denuncias.

El parlamentario detalla que la caja solo cuesta ocho dólares y que Venezuela la paga a 35 dólares (con divisas aprobadas por Cencoex a tasa preferencial de 10 bolívares por dólar), esto hace que los consumidores la paguen a 10 mil bolívares y no a 350 que debería ser el precio a cambio oficial. A pesar de esto, los usuarios hacen maromas para cancelar los productos, pero aseguran que no les alcanza ni para 15 días. En una familia de seis personas, cuando mucho, dura una semana «y estirándola». Casi la mitad de los encuestados manifestó que nunca le ha llegado el CLAP, otros afirmaron que la última vez que lo recibieron fue hace varios meses, motivo por el cual extendieron su llamado para que mejoren la distribución.

Habla la calle:

1.- Vicente Cabrera (74), jubilado. Habitante de Los Bucares en Maracaibo. «Nunca me ha llegado el CLAP. Sería bueno que repartieran por allá, por lo menos cada 15 días. En otras partes han pasado meses para que llegue otra vez. Una caja no resuelve, pero ayuda».

2.- Baida García (45), ama de casa. Habitante del sector Sabaneta en Maracaibo. «Solo nos llegó una vez la semana pasada. Gracias a Dios tenía el dinero, pero muchos salieron apurados a prestar los 10 mil bolívares porque avisan para pagar el mismo día».

 3.- Alexánder Reyes (50), empleado público. Habitante de la Urbanización La Calendaria en Maracaibo. «Me llegó una vez el año pasado. En ese entonces, pagué cinco mil 700. Con el precio actual, muchos no tienen. Sé de una familia en el sector 10 de San Jacinto a la que la comunidad tuvo que reunirle la plata porque no tenía».

5.- José Fuenmayor (43), profesor. Habitante de La Rotaria en Maracaibo. «Tengo el CLAP porque lo compré en el trabajo. No es justo que tengamos que comer solo lo que el Gobierno ofrezca. Queda agarrarlo porque en el supermercado no hay nada, y lo que hay es muy caro».

7.- Jaime Fuenmayor (30), comerciante. Residente de El Marite, parroquia Venancio Pulgar. «Recibimos el CLAP hace cuatro meses. Esta semana llegó otra vez. Muchos se quedaron sin su caja porque no tenían los 10 mil 300. Deben darla con más frecuencia».

11.- Sergio González (23), comerciante. Residente del barrio Domingo Ramos, parroquia Antonio Borjas Romero. «Por primera vez nos llegó hace un mes. Yo la pude pagar porque llevo cobres a diario para la casa, pero muchos vecinos no tenían los 10 mil 500 bolívares».

12.- Rixio Alvarado (47), taxista. Habitante del sector Valle Frío en Maracaibo. «En octubre pagué cinco mil bolívares. No es posible que ya esté a 10 mil. Mucha gente no tiene para pagarlos de una vez, si fuera así, seguro no estuvieran comiendo una o dos veces al día».

13.- Maribel Chirinos (50), ama de casa. Habitante del sector Las Amalias en el municipio Jesús Enrique Lossada. «Por mi barrio los CLAP llegan a las bases de misiones, pero no todos los vecinos están inscritos y la inscripción está parada. La caja está cara, pero tocará prestar».

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