Vivir con la pandemia: ¿Viene una ola de enfermedades mentales?
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Ansiedad, cambios radicales en la rutina, carencias económicas… Las urgencias de los hospitales psiquiátricos están recibiendo personas que nunca habían atendido; la pandemia dispara enfermedades mentales. Un fenómeno que pasa desapercibido ante la urgencia sanitaria y social.
Estima que la salud mental sigue siendo considerada menos importante que la salud física
Estrés postraumático
Todavía no existen datos para medir qué tan agudo es el problema. Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) teme, “una crisis de salud mental nunca antes vista”.
En el terreno, los especialistas notan que su actividad se intensifica. En plenas vacaciones largas, la Federación francesa de psicólogos tuvo un agosto agitado. Usualmente, ese mes es bastante tranquilo. Muchos pacientes llegan con estrés postraumático tras haber perdido su empleo.
Aumento de la agresividad
Médico psiquiatra y psicólogo clínico en España, Jaume Carielles coincide con sus colegas galos. Sin embargo, no teme la saturación de los servicios psiquiátricos.
“Ha habido un aumento de la depresión, de la ansiedad, trastornos derivados de las fobias, las obsesiones. Más que la psicosis o aumentos de suicidio – que sí los hay por la crisis económica – creo que ha habido un aumento de la agresividad. Es muy cierto que las consultas se han incrementado”.
El psiquiatra afirma que el “descontrol, acercándose al caos, crea inseguridad” y provoca no solamente problemas de salud mental sino también “trastornos psicosomáticos y alarga las enfermedades crónicas”. “La gente necesita puntos de referencia”, agrega.
Los síntomas se pueden manifestar de distintas formas. “En esta locura colectiva que es la pandemia, uno no ve la luz al final del túnel”, dice Johan Sidawy.
Las enfermedades mentales y el entorno
Lo importante, según el presidente de “Comme des fous”, es comprender que “la psiquiatría no está hecha únicamente para los enfermos mentales”. En este contexto, “las personas que no estaban diagnosticadas se enferman”.
Apunta igualmente que “esto muestra que no son enfermedades causadas a un 100% por una desregulación química del cerebro. Las condiciones sociales y el entorno tienen un papel importante en el disparo de las enfermedades”.
A Sidawy, la psiquiatría le diagnosticó esquizofrenia. Él no está de acuerdo con el diagnóstico y milita ante todo para que la enfermedad no lo defina y que la locura sea vista con otros ojos: “La frontera entre una persona diagnosticada y una que no lo ha sido no es tan grande”. También aboga por que los problemas mentales no se traten solamente con medicamentos y de manera coercitiva.
El confinamiento agudizó sus síntomas y “cuando fui a las emergencias me recibieron atándome a la cama. Cuando inyectan los medicamentos, en general, no buscan el consentimiento. Esa brutalidad traumatiza a las personas”.
“Más empatía y menos pastillazos”
Por su parte, el doctor Carielles alza la voz contra “los pastillazos”, o sea, prescribir medicamentos contra la depresión, por ejemplo, sin ocuparse realmente de sus causas. “Los pacientes no son enfermedades con patas”, dice.
El psiquiatra llama a sus colegas y a todo el cuerpo médico a ser más empáticos, a “darse el tiempo de escuchar los sentimientos y las emociones con real interés unos minutos” para evitar que las afecciones físicas y psíquicas se agraven.
Recomienda además que cuando tengamos miedo nos asesoremos y llamemos a los teléfonos que la mayoría de los países han puesto a disposición y de manera gratuita.
Enfermarse no es una fatalidad
Y si “uno se enferma, se angustia o cae en una depresión, no es una fatalidad, asegura Johan Sidawy. El hospital y el equipo médico pueden ayudar a recuperar la salud mental. Ir a un hospital psiquiátrico no debe ser estigmatizado, no debe ser una condena. Hay que poder volver a salir y vivir como los otros”.
“Da la impresión que una vez que entraste al sistema de la salud mental ya no puedes salir y ser parte de la sociedad”, concluye.
Con información de Soy Carmín