Virgen de las Mercedes | «La liberadora de los presos» por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
En 1218 la Península Ibérica, que es hoy España, estaba dominada por los musulmanes y los piratas sarracenos, los que pertenecían a una antigua tribu del norte de Arabia, asolaban las costas del mar Mediterráneo poniendo presos y en cautiverio a miles de personas por el solo hecho de ser cristianos y se los llevaban al norte de África.
En ese tiempo, un laico muy devoto de la Virgen llamado Pedro Nolasco tuvo una visión de la Santísima Virgen, en la que ella le dijo “yo soy Nuestra Señora de la Merced” y le pedía que fundara una orden religiosa para rescatar a los cristianos presos.
Con el impulso y la ayuda del Rey Jaime I, el conquistador, y el consejo de un sacerdote domínico llamado Raimundo de Peñafort, lograron que alrededor de 300.000 presos fueran liberados del cautiverio de los musulmanes.
Cada día más personas se les unían, más de 3.000 hombres ingresaron a la orden religiosa, listos a convertirse en mártires en cumplimiento de su voto de liberar a los presos.
En las primeras constituciones de la orden, escritas en 1272, recibió el título de la orden de la “Virgen de la Merced de la redención de los cristianos cautivos de Santa Eulalia de Barcelona”.
En 1265 aparecieron las primeras monjas de La Merced. Los seguidores de la orden de La Merced estuvieron entre los primeros misioneros de América, en la isla de la española, hoy República Dominicana, por ejemplo, misionó fray Gabriel Téllez, conocido como Tirso de Molina.
La devoción a la Virgen de las Mercedes se extendió y arraigó profundamente en toda la América, desde sus mismos inicios, los mercedarios se destacaron por la protección y defensa de los indígenas.
Uno de estos perseguidos fue el superior general Fray Francisco de la Huerta el cual era un gran defensor de los indígenas y entre sus miembros, uno de ellos, Fray Bernardo Lanfranco, firmó el acta de la independencia de Venezuela del 19 de abril de 1810.
En el siglo XIX los mercedarios fueron expulsados del país y lograron retornar a mediados del siglo XX, a pesar de esto, existía la tradición, hasta 1999, de liberar a los presos políticos el 24 de septiembre en honor a la Virgen de las Mercedes, la liberadora de los presos.
La veneración a la Virgen de las Mercedes se da en varios pueblos de Venezuela, en Calabozo, estado Guárico; Novaterra, en el estado Táchira; Zea, en el estado Mérida; Onoto en el estado Anzoátegui; Río Chico en el estado Miranda; Aponte y La Trilla en el estado Aragua, y se celebran un conjunto de fiestas centradas todas en la Virgen María de la Merced.
Además, la Virgen de las Mercedes, en tiempos de la colonia, fue nombrada patrona de Caracas y patrona del cacao, ambos títulos, muy interesantes, fueron otorgados por el Cabildo de Caracas, una institución que ni siquiera pertenecía a la Iglesia Católica pero que sabía, como todos los venezolanos, que la Virgen de las Mercedes es la madre intercesora frente a Dios y que ¡con Dios siempre ganamos!