Virgen de las almas consagradas, por María de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

En 1997 el papa Juan Pablo II dedicó el 2 de febrero como el día de la jornada mundial de la vida consagrada, de manera que todos los fieles del mundo hagan oración por las mujeres y los hombre de la vida consagrada, esos que han dedicado y elegido vivir una vida consagrada por completo a Dios, a la iglesia y a la sociedad en general, para ser apóstoles del reino, levadura en la masa, semilla en la tierra, sal en el guiso, luz en lo alto; es un día muy especial para detenerse a valorar y agradecer el don de la vida consagrada, tal y como el espíritu la va suscitando en la iglesia en cada tiempo.

En Venezuela, tres años antes de eso, el 6 de febrero de 1993, la madre de Dios con el Niño Jesús en los brazos, escogió a Las Siervas de Jesús, congregación fundada por la madre Carmen Rendiles, para aparecerse 18 veces y decir «yo soy la virgen de las almas consagradas». Ese 6 de febrero de 1993 después de la adoración al santísimo salieron tres hermanas de Jesús de la capilla junto con algunos laicos a ensayar cantos a la virgen, de repente les llamó la atención unos relampagos de color azul en el jardín y todos vieron claramente a la santísima virgen María sobre una mata de cambur a pocos metros de distancia, se movía abría las manos y levantaba las manos hacia el cielo.

La vieron bajo diferentes advocaciones, su figura de tamaño natural y muy resplandeciente iluminaba todo el bosque con luz blanca y azul muy tenue, la virgen los bendijo y estuvo allí con ellos hasta la madrugada, más tarde pudieron ver que todo estaba cubierto de escarcha plateada y dentro de la casa había también escarcha de colores que estaban en el piso, en los cuartos, en las paredes, y en las rejas había un polvo plateado como el que se vio en el bosque.

El 19 de febrero volvió a aparecer y las estrellas de su vestido pasaban delante de ella desprendiéndose y dejando su estela al desaparecer, otras titilaban lentamente como si el firmamento se fuera a volcar sobre ellas y terminó su mensaje diciendo «esta es mi advocación, soy la virgen María, Madre de las almas consagradas, los tengo en el corazón».

Sus primeros mensajes fueron para las almas consagradas, sacerdotes y religiosos, invitaba también a los laicos a orar y pedir por ellos. En el menaje número 11 explicó su advocación y dijo «hijitos, con qué amor y alegría les doy a conocer mi advocación para que la den a conocer llenos de mi amor al mundo. Mi corona de espigas representa la eucaristía que es el alimento y el centro de sus vidas, mi vestido blanco con estrellas representa la luz que a través de mi brilla para ustedes, mi rosario es la cadena que los ata, camino que los lleva al cielo, el corazón representa a todas las almas consagradas, la cruz que sale del corazón es la entrega incondicional de sus vidas, los rayos son las gracias que a través de mi hijo Jesús derramo sobre ustedes, mi hijo Jesús con los brazos extendidos y mirada fija en su entrega lo recibe a todos unidos en un solo corazón y yo los cubro con mi manto».

El 18 de junio de 1993 les dijo: «les pido que recen y lleven el santo rosario consigo siempre, porque es la mejor arma contra Satanás, y nosotros amigos, decimos que junto con los sacramentos el rosario es la mejor forma de acercarnos a Dios, de vivir con paz, pues tenemos la plena confianza de que con Dios ¡siempre ganamos!

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