Dos testimonios sobre la aparición de la Virgen de las Almas Consagradas, por María García de Fleury
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En el convento de las hermanas siervas de Jesús, en Carrizal, estado Miranda, Venezuela, la virgen se apareció en 18 oportunidades con varios signos prodigiosos, entre ellos escarchas.
La vidente que escuchaba y le hablaba a la virgen se llama la hermana Carmen. Actualmente está en un convento de las Carmelitas de Clausura. Estaban otras dos hermanas más una familia llamada Padrón que habían estado cantando en la capilla.
De las videntes la única que está en Caracas es la hermana Clara, quien narró su versión donde la aparición y hoy resumimos parte de esta narración.
Ella dijo que la primera aparición ocurrió el 6 de febrero de 1993, después de la adoración al Santísimo cuando varias hermanas junto con la familia Padrón salieron de la capilla.
A eso de las 7:20 de la noche les llamó la atención unos relámpagos de color azul en el jardín y vieron claramente a la santísima virgen María con un manto verde agua en el bosque todo iluminado sobre una mata de cambur. La virgen se movía, abría las manos y levantaba los ojos al cielo. Su figura de tamaño natural y muy resplandeciente iluminaba todo el bosque con luz blanca y azul muy tenue.
La virgen se quedó toda la noche en el bosque, hacia mucho frío pero no lo sentían. La virgen les pidió que se arrodillaran porque las iba a bendecir, levantó sus manos y bendijo a todos los presentes, siguieron rezando y de repente vieron varias estrellas caer desde el cielo y la virgen les dijo: «Hijos míos estoy enviada por el amor que mi hijo Jesús siente por ustedes, con el mismo amor que una madre siente por sus hijos, Dios padre ha puesto en sus manos el carisma de la eucaristía y y sacerdocio; hijitos míos las cosas del mundo se quedan en este mundo y las cosas que se hacen por amor a Dios suben llevándola por mí inmaculado corazón. Oren, oren, oren, oren unidos para que con la gracia que Dios ha derramado sobre ustedes se alivien las tibiezas y la frialdad de las almas consagradas. Les pido oración, oren».
La hermana Clara fue una de las videntes y agregaba «caían escarchas, esas escarchas contienen todos los elementos que la naturaleza necesita, son escarchas curativas que tienen gravedad, usted las mete en el agua y se van hasta el fondo».
La hermana Clara agrega que la virgen pidió que rezáramos mucho por la Iglesia, por los sacerdotes, pues si no tenemos sacerdotes no tenemos ni el perdón de los pecados ni la eucaristía. «Recemos mucho entonces por los sacerdotes por el perdón de los pecados».
Pidió que rezáramos el rosario que es la cadena que nos ata a ella y el puente que lleva a Dios. Dios no quiere que nadie se condene, por eso recemos por la conversión de los pecadores y sepamos que todo lo que uno hace si se ofrece a Dios eso se convierte en oración. La virgen dijo: «Este es mi invocación, yo soy la virgen y madre de las almas consagradas».
En la mañana de ese mismo día pudieron ver que todo estaba cubierto de escarcha plateada y de distintos colores: azul, verde, roja, incluso dentro del convento. Este fenómeno se fue extendiendo a las casas y comunidades religiosas como señal de la presencia de la madre de Dios, tal como ella lo había prometido. La virgen se aparece para acercarnos a Dios, para traernos felicidad, porque ella es la madre de Dios y con Dios siempre ganamos!