+VIDEO| La tarjeta amarilla más insólita del fútbol
ABC
El partido de vuelta de las semifinales de Copa en Portugal vivió una situación insólita que desembocó en la tarjeta amarilla más cómica que se recuerda en el fútbol profesional del país El Sporting acabó eliminando al Oporto en la tanda de penaltis, pero fue durante el descanso cuando se produjo el lance surrealista protagonizado por el defensa central brasileño Felipe.
Hacía un poco de calor en Alvalade debido a la buena temperatura y el jugador se despojó de su camiseta en el vestuario. Cuando llegó el momento de saltar otra vez al césped para disputar la segunda parte, Felipe se enfundó de nuevo la camiseta… sin darse cuenta de que había cogido la de su compañero Soares, con el número 29 y el nombre de su compatriota.
¿Por qué la confusión? Porque el defensor usa el 28 habitualmente y la prisa le hicieron caer en el error. De modo que ahí estaba en el campo arriba y abajo hasta que, transcurridos ocho minutos de la reanudación, el árbitro Jorge Sousa se dio cuenta y le sacó la cartulina.
Además, le hizo un gesto concluyente para desplazarse de forma inmediata a la banda y pedir al equipo técnico del Oporto que le facilitaran la prenda correcta.
Felipe no tenía mala intención, pero el reglamento impide a un jugador con la indumentaria de otro, como resulta bastante comprensible.
La consecuencia fue que el colegiado y los jueces de línea no daban crédito a lo que veían sus ojos. Y en el Estadio de Alvalade reinó el desconcierto durante unos minutos, pues muchos espectadores no entendían lo que estaba sucediendo.
Y todo ante la atenta mirada del polémico presidente del Sporting, Bruno de Carvalho, quien aparcó la ira contra sus pupilos tras la derrota ante el Atlético en la Europa League y regresó a su costumbre de ver los partidos desde el banquillo.
De hecho, se le pudo ver a ras de suelo conversando con Fabio Coentrao, con quien parece haber sellado la paz. Y es que lo consideraba como el instigador de la revuelta interna contra su autoridad, según su parecer (mucho más cuando se ganó la expulsión y no pudo colaborar en una hipotética remontada que nunca se produjo), aunque posteriormente se apaciguaron los ánimos y hasta finalmente acabó frenando su devolución al Real Madrid, que sigue pagando dos de los 3,5 millones de euros que cobra, de acuerdo con los términos de su cesión.