+VIDEO | Cómo Arráez se hizo estrella tras casi dejar el béisbol - 800Noticias
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Demasiado lento. Demasiado flaco. Sin poder. Esas eran frases que Luis Arráez, el hoy estelar camarero de los Marlins de Miami, ha oído todo el tiempo desde que era un niño en el barrio Las Flores de Tacarte, en San Felipe, Yaracuy.

Casi 20 años después, el eterno subestimado ha demostrado que los escépticos estaban equivocados, al convertirse en uno de los mejores bateadores del beisbol.

Arráez está a punto de convertirse en el primer jugador en la historia de las Grandes Ligas que gana el título de bateo en los dos circuitos que la conforman en temporadas seguidas (2022 en la Liga Americana y en esta de 2023 en la Liga Nacional).

Todo empezó cuando Arráez, derecho por naturaleza, empezó a tomar su bate de plástico con la mano izquierda para golpear una pelota colgada del árbol de mango de la familia.

Su padre, Ernesto, le enseñó a batear hacia el jardín izquierdo, donde insistía en que podían encontrarse más hits. Esa mentalidad convirtió a Luis en “La Regadera”, conectando batazos hacia todo el terreno.

“Le dije: ‘Está bien, si vas a batear a la zurda, dedícate a eso’”, contó Ernesto. “Le enseñé a atrapar la bola, a fildear antes de que formara parte de una liga, porque cuando íbamos a inscribirlo, el torneo ya había comenzado, así que necesitábamos encontrar tiempo. Yo terminaba de trabajar a las 6 de la taerde, manejando como chofer de autobús, y luego le dedicaba de dos a cuatro horas la práctica después del trabajo”.

Arráez fue el mejor bateador desde que empezó a jugar béisbol organizado a los 8 años. Pronto, empezó a entrenar en la Academia Félix Olivo de Valencia, donde representó a Venezuela en torneos internacionales.

A los 15 años lanzó siete entradas para vencer a Brasil en una competición celebrada en México. Pero mientras ya para entonces muchos de los jugadores habían acordado elevados bonos para firmar con clubes de la MLB, él seguía sin firmar.

Poco sabía que José León, entonces coordinador de scouts de los Mellizos de  Minnesota en Venezuela, estaba impresionado por lo que había visto de él. El buscador de talento no tardó en invitar al joven a la Academia de los Mellizos, por aquel entonces situada en Bejuma, estado Carabobo.

Dos meses después, León le informó a Arráez de que no había dinero para firmarlo, por lo que el adolescente se resignó a una vida sin béisbol.

“Fui a casa y dije, ‘Mamá, lo siento, pero no quiero jugar más béisbol. Ahora quiero ir a la escuela y concentrarme como estudiante’”, recordó.

Para fortuna León luchó por él, un tema común entre sus mayores apoyos y mentores. Más adelante, el scout se reunió con la familia de Arráez para y le ofreció un contrato de 40.000 dólares. Firmó el 6 de noviembre de 2013.

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Su debut profesional en 2014 fue exactamente lo que cabría esperar, en retrospectiva. Bateó .348 sin jonrones y negoció más bases por bolas que ponches en 31 juegos de la Liga Dominicana de Verano (LDV).

Cuando llegó el momento de que se mudara a Estados Unidos, el gerente de la LDV, Jimmy Álvarez, se comunicó con el también venezolano Ramón Borrego, entonces coach de tercera base de los Mellizos de la Liga de la Costa del Golfo, y le dijo que no le perdiera la vista a Arráez.

Borrego no tardó en creer en el potencial del yaracuyano. En su primer turno, Arráez cayó rápidamente abajo con dos strikes en la cuenta, sólo para conectar 12 pitcheos de foul y luego enviar un fuerte batazo por la línea del jardín izquierdo. Esa fue la esencia del futuro grandeliga.

El bateo era claramente su punto fuerte, por lo que Borrego implementó una rutina para mejorar su defensiva. Arráez pasó del campo corto a la segunda base, lo que le daba un tiro más corto y más tiempo para transferir la pelota.

En 2016 Arráez terminaría ganando el título de bateo de la Liga del Medio Oeste con promedio de .347 por Clase A Cedar Rapids, convirtiéndose en el prospecto número 28 de Minnesota en la lista de MLB Pipeline.

Luego disputaría apenas tres partidos con Clase-A Alta Fort Myers en 2017, tras someterse a una cirugía para repararle un ligamento en la rodilla derecha. Cuando regresó en 2018, tuvo promedio combinado de .310 entre Fort Myers y Doble-A Chattanooga. Pero los Mellizos lo enviaron de nuevo a Doble-A en 2019, algo que él no quería.

“Tu trayectoria en esta profesión ha sido tan difícil desde el primer día que firmaste, así que ten paciencia”, Borrego le dijo. “Eso es lo mejor que puedes hacer. Ten paciencia, espera tu oportunidad. No te pongas presión y juega como lo estás haciendo”.

Arráez vio acción en 28 juegos con Doble-A Pensacola antes de integrarse al equipo de Triple-A Rochester, donde duró apenas 16 partidos. Cuando el dominicano Nelson Cruz cayó en la lista de lesionados, el prospecto fue convocado a Grandes Ligas por primera vez y debutó el 18 de mayo de 2019.

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De 2019 2021 bateó .313 en 245 partidos, pero perdió tiempo en dos ocasiones por dolencias de rodilla. No estaba satisfecho, por lo que le preguntó a Cruz si podía entrenar en su casa en la República Dominicana durante el receso de temporada antes de 2022.

Cruz, quien ganó cuatro Bates de Plata y fue convocado a siete Juegos de Estrellas, puso énfasis en cuidar el cuerpo, comer más saludable y ser más fuerte. Los entrenamientos empezaban a las 8 de la mañana en la caja de bateo, antes de trasladarse al terreno para fildear rodados y correr.

Cruz le presentó a Arráez a su instructor de bateo personal, Frank Valdez, quien ha tenido instalaciones en Miami durante 21 años. Hasta el día de hoy, Valdez y el venezolano dedican de 15 a 20 minutos a una rutina de bateo diaria.

“Dejó atrás a su familia, todo, simplemente para mejorar, rebajó como 10 kilos, desarrolló músculos y su cuerpo comenzó a cambiar”, dijo Cruz. “Y luego en 2022 obviamente su cuerpo estaba completamente distinto al del año anterior».

El trabajo rindió dividendos rápidamente para Arráez, quien fue convocado al Juego de Estrellas de 2022, fue campeón de bateo de la Liga Americana (.316) y recibió un Bate de Plata del Joven Circuito.

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