Vértigo postural: ¿cómo prevenirlo y tratarlo?
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El vértigo postural es una anomalía que tiende a desaparecer y reaparecer en forma espontánea. En otras ocasiones requiere de un tratamiento sencillo que puede llevarse a cabo en el consultorio médico.
El vértigo postural, también conocido como vértigo posicional paroxístico benigno, es una condición frecuente en personas que tienen entre 40 y 50 años. Hasta en más del 50 % de los casos se desconoce la causa que lo produce y en muchas ocasiones desaparece de forma espontánea.
Una de cada tres personas sufre un episodio de vértigo postural simple a lo largo de la vida. Casi siempre se trata de algo pasajero y sin mayores consecuencias. La condición fue descrita por primera vez por Barany, en 1921, y hasta el momento no hay un tratamiento específico para su abordaje.
Se estima que el 2,5 % de la población va a experimentar una fuerte crisis de vértigo postural a lo largo de su vida. La incidencia aumenta con la edad y hasta el 9 % de las personas mayores de 60 años sufren este tipo de problema, constituyendo un motivo de consulta nada despreciable.
¿Qué es el vértigo postural?
El vértigo postural se define como una ilusión de movimiento, bien sea del entorno, o de la persona misma. La sensación es como de balanceo giratorio, de desplazamiento del cuerpo o de movimiento del suelo. Por lo general, dura poco tiempo, pero es recurrente.
Se habla de vértigo postural, en específico, cuando la ilusión de movimiento aparece al cambiar la postura de la cabeza. Este tipo de mareo provoca una sensación que oscila entre leve e intensa. Pese a que se trata de un problema molesto, rara vez es grave.
Hay dos clasificaciones de vértigo general: periférico y central. El postural es de tipo periférico, que es el más común y no es peligroso. El vértigo central es más grave y tiene que ver con una enfermedad en el cerebro; los episodios duran más tiempo y suelen ser más intensos.
Identificar el problema
El síntoma básico del vértigo postural es la sensación ilusoria de movimiento, lo cual provoca una cierta pérdida del equilibrio que la mayoría de la gente define como un mareo o vahído. A veces se acompaña de náuseas o vómitos, así como de la idea de tener los oídos tapados, con movimientos rápidos de los ojos y aturdimiento.
Lo más habitual es que estos episodios se presenten de manera repentina y que duren menos de un minuto. Lo usual es que se desencadenen al mover la cabeza y que la intensidad sea variable. El vértigo se vuelve recurrente, pero puede desaparecer por un tiempo para resurgir de nuevo más adelante.
Por lo general, el médico puede diagnosticarlo mediante una entrevista clínica acompañada de una evaluación física. Si hay dudas, es posible que se ordenen exámenes como la electronistagmografía o videonistagmografía, e incluso una Resonancia Magnética (RM).
¿Cómo prevenirlo?
En más de la mitad de los casos de este tipo de vértigo es imposible determinar la causa que lo produce. En general, no hay factores de riesgo relevantes, pero es más común en quienes tienen antecedentes familiares del problema, han padecido infecciones de oído o tuvieron un golpe en la cabeza, aunque no haya sido grave.
Buena parte de los casos obedece a un problema en el oído interno. Allí hay unos tubos llenos de líquido que se agitan cuando la persona hace algún movimiento. Si hay pequeños pedazos de calcio flotando en el líquido, los cuales se llaman canalículos, es posible que el cerebro perciba desplazamiento, aunque la persona esté quieta.
Puesto que este tipo de mareo está asociado de forma directa con los movimientos de la cabeza, la mejor manera de prevenirlo es evitar desplazamientos rápidos o bruscos de la misma. También conviene evitar el estrés y consumo de sustancias que exciten el sistema nervioso.
¿Cómo tratar el vértigo postural?
Hay algunos medicamentos que ayudan a disminuir la sensación de vértigo, pero un procedimiento llamado maniobra de Epley se considera muy eficaz para eliminar los síntomas. El objetivo del mismo es sacar los canalículos de los canales del oído para que ya no se produzca la sensación de movimiento.
Esta maniobra se realiza en el consultorio médico y consiste en hacer que la cabeza gire del lado en que se produce el vértigo. Luego se acuesta al paciente de espaldas, de manera súbita; en ese punto es probable que los síntomas se incrementen. Después, la cabeza se gira con lentitud en sentido opuesto y el cuerpo en el mismo sentido.
Al final, se le pide a la persona que se siente y se repite el ejercicio. La aplicación reiterativa de este procedimiento lleva a que desaparezca del vértigo. Puede retornar algunas semanas después, lo cual exigirá una nueva aplicación de la técnica.
Será un profesional quien defina la necesidad y frecuencia de la aplicación, pero no podemos quedarnos solo con ello. Si padeces mareos a repetición, una evaluación completa es la que se te aplicará para descartar otras causas más graves.