Unción de los Enfermos, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
La unción de los enfermos es un sacramento de sanación que ayuda al cristiano a enfrentar las dificultades propias de una enfermedad grave o de la vejez. Lo esencial del sacramento consiste en ungir la frente y las manos de un enfermo acompañado de una oración litúrgica realizada o bien por el sacerdote o por un obispo, porque ellos son los únicos ministros que pueden administrar este sacramento, tal como lo dice la carta de Santiago en el nuevo testamento.
Además, un diacono, por ejemplo, puede orar por los enfermos puede llevarles el viatico, es decir, la comunión que lo va a ayudar en su camino al encuentro con Dios, pero no puede administrar la unción de los enfermos.
En los primeros tiempos del cristianismo daban tanto la unción de los enfermos que en un momento determinado de la historia la iglesia decidió usarlo solamente para casos graves e importantes, por eso se le empezó a llamar extremaunción.
En la actualidad se administra este sacramento en caso de enfermedad grave, de una enfermedad crónica, de una operación quirúrgica, o sencillamente para los adultos mayores en busca de atraer la salud del alma, el espíritu y del cuerpo. La unción une al enfermo a la pasión de Cristo para su bien y el de toda la iglesia, brinda consuelo, paz y ánimo, otorga el perdón de los pecados si es que el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la reconciliación.
La unción de los enfermos también reestablece la salud corporal, si conviene para la salud espiritual y prepara para el paso hacia la vida eterna. A través de la unción de los enfermos Dios fortalece a la persona que lo recibe cuando nuestras mentes y nuestro cuerpo se han debilitado, por eso se reza en la liturgia de la unción la siguiente oración:
“Padre en el cielo, a través de esta santa unción concédele a (Se dice el nombre de la persona enferma) consuelo en su sufrimiento, cuando él o ella tenga miedo dale señor valor, cuando este afligido dale paciencia, cuando esté abatido dale esperanza, cuando esté solo asegúralo del apoyo de tu santa gente. Te lo pedimos a través de Cristo nuestro señor, amén”
Esta es una oración muy bella de consuelo y comunidad para aquellos que están sufriendo. A través de la unción de los enfermos la iglesia ora por la sanación de la persona, pero la oración se enfoca fuertemente en el fortalecimiento de la persona, emocional y espiritualmente, para que mantenga la esperanza, para que se fortalezca, se continúe aferrando a Jesús en la fe y para unir su enfermedad y sufrimiento al sufrimiento de Cristo.
Una persona que está enferma puede ser ungida en su casa, en un hospital en un lugar de cuidados, dependiendo de la intensidad de la enfermedad la persona puede recibir la unción de los enfermos varias veces en su vida o varias veces si la enfermedad es muy prolongada.
Como cristianos estamos llamados a orar por los enfermos, quien está enfermo encuentra gran consuelo cuando la gente ora por ellos. Debemos también orar por aquellos profesionales del cuidado de la salud, esos hombres y mujeres que cuidan de los enfermos y los moribundos necesitan ser apoyados por la iglesia porque ellos también participan en el trabajo de sanación de Jesucristo, lo más importante sobre la unción de los enfermos es despertar en nosotros el entendimiento de que la gente enferma necesita la presencia de Dios y de la iglesia.
En ese momento frágil de la vida, cuando están probablemente enfrentando la muerte necesitan recibir confirmación de que están conectados a la comunidad de fieles, al cuerpo de cristo, y necesitan tener la certeza de que con Dios ¡siempre ganamos!