Tres hábitos que debes corregir para no dañar tu cabello
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El cabello graso y el frizz son dos de los problemas capilares más comunes que afectan a muchas mujeres, y en muchos casos, se busca resolverlos con productos costosos. Sin embargo, lo que pocas veces se considera es que ciertos hábitos diarios pueden estar contribuyendo a empeorar la salud de nuestro cabello. El uso frecuente de herramientas de calor, tocar el cabello constantemente o lavarlo en exceso son prácticas que, sin darnos cuenta, pueden agravar tanto la grasa como el frizz.
Uno de los errores más frecuentes es lavar el cabello demasiado seguido. Aunque parece lógico pensar que lavarlo todos los días ayudaría a controlar la grasa, lo cierto es que esto puede tener el efecto contrario. Al lavar el cabello con tanta frecuencia, eliminamos los aceites naturales que el cuero cabelludo produce para protegerlo, lo que obliga al organismo a producir aún más grasa para compensar esta pérdida. La solución a este problema es reducir la frecuencia de lavado a unas 2 o 3 veces por semana, utilizando un champú suave y sin sulfatos. En caso de necesitar un retoque entre lavados, el uso de un champú seco es una excelente alternativa para mantener la melena fresca.
El uso excesivo de herramientas como secadores, planchas y rizadores también es un gran contribuyente al frizz. El calor extremo que estas herramientas generan puede dañar la cutícula del cabello, dejándola quebradiza y facilitando la aparición de frizz. Además, cuando el cabello está dañado, tiende a absorber más humedad del ambiente, lo que agrava aún más el problema. Para evitar estos daños, es recomendable limitar el uso de herramientas de calor y, cuando se usen, aplicar un protector térmico adecuado. Siempre que sea posible, lo mejor es dejar que el cabello se seque al aire y optar por peinados más naturales.
Cepillar el cabello es otra actividad que, aunque necesaria, puede ser perjudicial si se realiza en exceso. Cepillarse ayuda a distribuir los aceites naturales del cuero cabelludo a lo largo del cabello, pero hacerlo demasiado puede provocar que el cabello se engrase más rápido y generar fricción que desencadena el frizz. Lo ideal es utilizar un cepillo adecuado para el tipo de cabello y cepillarlo con suavidad, una o dos veces al día. Para minimizar el frizz, un peine de dientes anchos o un cepillo de cerdas naturales puede ser más efectivo, ya que generan menos estática y son más suaves con el cabello.
El cuidado nocturno también es fundamental para evitar que el cabello se engrase o se enrede. Dormir con el cabello suelto puede generar fricción y hacer que se enrede o se engrase más rápidamente. Además, las fundas de almohada de algodón pueden contribuir al frizz debido a la fricción que se genera durante la noche. Para evitar estos problemas, es recomendable invertir en una funda de almohada de satén o seda, ya que son mucho más suaves para el cabello. También es útil dormir con el cabello recogido en una trenza o moño suelto para evitar nudos y mantener el cabello más controlado y libre de grasa.
Al modificar estos hábitos cotidianos, es posible lograr un cabello más saludable, libre de grasa excesiva y con menos frizz, sin necesidad de recurrir a tratamientos costosos.
Con información de Panorama
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