Solo porque es Navidad, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Vuelve a llegar la navidad, el tiempo que tantos esperan, sobretodo los niños con el deseo de recibir regalos; es tiempo para comer en familia comidas típicas, los venezolanos soñamos con las hallacas y el pan de jamón en navidad, son comidas que se sienten raras si se comen en otra fecha del año, pero es que navidad es un tiempo muy especial porque la única razón para celebrar las fiestas de diciembre es que celebramos Navidad, es decir, el nacimiento del hijo de Dios, el salvador del mundo.
Navidad es una fiesta meramente religiosa cristiana que llena de esperanza al mundo, es tiempo de compartir, de jugar al amigo secreto porque queremos darle alegría a otra persona sin que sepa que fuimos nosotros, es recordar el pasaje que dijo Jesús “Que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda”, es tiempo de dar alegría, esperanza, es el único mes en el año en el que se hace énfasis en esto y todo porque Dios mandó generosamente a su hijo al mundo para salvarnos, danos vida y vivir en abundancia, esa vida que habíamos perdido con la desobediencia de los primeros seres humanos: Adán y Eva.
Si no se celebra el nacimiento del salvador no hay navidad, por eso adviento es tiempo de esperanza, y la esperanza es una virtud que sostiene el alma, la anima, la consuela. Cuantos desánimos, caídas, decepciones, deseos de abandonarlo todo sobretodo en materia espiritual, apostólica, familiar, de trabajo.
La Falta de esperanza es falta de fortaleza y el resultado es la carencia de perspectiva de futuro, esto acaba por hundir a la persona y le impide mirar hacia el futuro y mirar hacia Dios, la esperanza produce dinamismo, empuja, es como quien ve la meta y ya no se preocupa de si está cansado o no, si las piernas le duelen o no, ni de la distancia a la que viene el otro detrás, sabe hacia dónde se dirige, tiene una meta presente y corre hacia ella.
La esperanza es semejante a uno cuando está perdido en el campo, y de pronto ve en la lejanía un punto que reconoce, un árbol, una casa, una parte del camino, y entonces ya no le importa por donde tiene que ir atravesando, lo único que le interesa es llegar al lugar que reconoce. La esperanza sostiene y permite seguir adelante dispuesto a sobrepasar las dificultades del camino porque tiene la ilusión de una meta feliz.
Aunque sepa todo lo que me falta para lograr alcanzarlo, la esperanza anima a seguir adelante, se convierte en un fermento del alma. Si en la vida lo único que haces es tratar de mantenerte igual, nunca vas a crecer, nunca vas a llegar todo lo alto que pudieras llegar, y si nada más te quedas en el transformarte al ver lo duro, lo difícil o lo áspero de esta transformación puedes caer en la desesperanza.
Celebra esta fiesta en diciembre solo porque es Navidad, pídele a Dios que te permita encontrarlo y recibirlo en esta Navidad, y que te de la gracia de sostener tu corazón en el trabajo diario de santificación personal; repite muchas veces en esta navidad lo que dice el salmo 26: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?, el Señor es la defensa de mi vida, ¿Quién podrá hacerme temblar?, el Señor es mi Dios y mi salvador, el Señor es mi pastor, nada me falta”, porque él es Dios y con Dios siempre ganamos.