Significado del pez en la iconografía cristiana, por María García de Fleury - 800Noticias
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Por: María García de Fleury

Los seres humanos se han comunicado desde el principio de los tiempos a través de símbolos porque es un idioma que todos entienden. Los primeros cristianos cuando querían representar simbólicamente a Jesús nunca utilizaron el signo de la cruz, pues tenía un significado muy doloroso, solo fue a partir del siglo IV cuando ya había perdido todo su significado como instrumento de tortura que lo usaron.

Para representar a Jesús la primera iglesia usó símbolos como la del buen Pastor o el cordero. Desde el siglo II la iglesia tomó la palabra ictis, que es como se dice pez en griego, como símbolo de Cristo, porque representa las iniciales de la frase Iēsoûs Khrīstós Theoû Uiós Sōter que significa “Jesucristo hijo de Dios salvador”

Tanto el pez como las iniciales aparecen muchas veces en las catacumbas para representar a Jesucristo y manifestar su adhesión a la fe. Jesús había invitado a los apóstoles diciéndoles “vengan y los haré pescadores de hombres” y ellos al instante dejaron las redes y lo siguieron.

Luego en Capernaúm Jesús mandó a Pedro a pescar y sacó el pez que llevaba una moneda con la que pagó el impuesto de los dos. En varias ocasiones, Jesús multiplicó los panes y peces. Un día, si no hubiera sido por la invitación de Jesús de que echaran la red a la derecha no habrían pescado nada, en ese momento los apóstoles fueron testigos de otra pesca milagrosa y abundante.

La relación del pez con la pascua está en que las apariciones de Jesús después de la resurrección estuvieron siempre relacionadas a la presencia del pescado, por ejemplo, en Galilea, cuando los apóstoles agotados de bregar estaban con las redes vacías, Jesús desde la orilla del mar los invitó a comer junto a unas brasas encendidas con un pez sobre ellas.

El pez es signo de eucaristía, y de la entrega total de Jesús quien con extrema delicadeza dispuso esa comida por la mañana en una pascua prolongada. El pez sobre las brasas significa la total entrega del señor, festiva y generosa. La eucaristía prolonga el misterio pascual entre nosotros hasta el fin de los tiempos. Lo que sobrecoge es que no solamente Jesucristo se entregó como pez sobre las brasas, sino que invita a cada uno a la misma entrega eucarística al decirle a los apóstoles y ahora a nosotros “traigan los peces que acaban de pescar”.

Tertuliano decía que los creyentes son pequeños peces tras la imagen de Jesucristo que nace en el agua, refiriéndose al bautismo. Tenemos que nacer de nuevo a través del agua del bautismo para obtener la gracia del Espíritu Santo, el cristiano que se aparte de la vida de estas aguas muere, igual que un pez muere al salir del agua.

El cristiano muere si se deja seducir por la mente del mundo. El pez es un símbolo de la vida, los primeros cristianos lo usaron también para señalar las catacumbas cristianas durante las persecuciones contra la comunidad, de manera que solamente los cristianos sabían dónde estaban enterrados sus mártires para rezar allí, porque ya estaban disfrutando de las glorias de Dios porque, aunque tengamos que sufrir en esta vida, si lo hacemos por Dios sabemos que ¡con Dios siempre ganamos!