Vaticano pide que no se difundan conversaciones privadas con el Papa - 800Noticias
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CIUDAD DEL VATICANO, (AFP) – El Vaticano censuró «los malentendidos» y «la confusión» que genera la divulgación de conversaciones telefónicas privadas con el papa Francisco y pidió este jueves que no se deduzca en ellas cambios en las enseñanzas de la Iglesia.

Con el comunicado, la oficina prensa de la Santa Sede aclaró la polémica que se desató esta semana por la supuesta autorización a comulgar dada por el papa durante una conservación telefónica a una mujer argentina divorciada que se volvió a casar.

«Ha habido numerosas llamadas telefónicas, en el marco de las relaciones personales pastorales del papa Francisco. Dado que no se trata en absoluto de actividades públicas del papa, no se deben esperar informaciones o comentarios por parte de la oficina de prensa de la Santa Sede», escribió en la nota el vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi.

«Lo que se ha difundido en este sentido, saliendo del ámbito propio de las relaciones personales y su consiguiente amplificación por parte de los medios de comunicación, no está confirmado como fiable y es fuente de malentendidos y confusión», advirtió.

«Hay que evitar deducir de todo ello consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia», aseguró Lombardi.

Francisco, que quiere mantener el contacto con la gente, suele responder a las miles de cartas que recibe diariamente en el Vaticano y en numerosas ocasiones ha llamado por teléfono a las personas que lo han contactado para contarle sus dificultades.

La negativa de dar la comunión a los católicos divorciados que se vuelven a casar es uno de los conflictos que han alejado a numerosos creyentes de la Iglesia.

El papa Francisco ha abierto un enorme debate sobre el tema a todos los niveles y la cuestión figura en el cuestionario enviado a los obispos de todo el mundo sobre la situación de la familia moderna.

Dos sínodos sobre el tema, que se celebrarán en octubre del 2014 y en 2015, servirán para elaborar una respuesta ante ese desafío, que marcará el rostro del pontificado.

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