El Papa Francisco inspira los pesebres tradicionales de Nápoles
NÁPOLES, (AFP) – Los artesanos napolitanos de pesebres se han tomado el mensaje social del Papa Francisco muy a pecho esta Navidad, otorgándole más protagonismo a la gente común y volviendo a los orígenes de esta sencilla tradición de representar el nacimiento de Jesús en Belén.
En el bullicioso mercado de San Gregorio Armeno, en el centro histórico de Nápoles, las estatuillas del papa latinoamericano hacen furor mientras las del ex primer ministro caído en desgracia, Silvio Berlusconi, son cada vez menos populares.
«Tiene que ver con la sencillez», dijo Antonio Cantone, uno de los artistas más prestigiosos de la ciudad, que vende estatuillas finas en el patio de un palazzo del siglo XVI, cerca del mercado.
Cantone fue el encargado este año de fabricar el nacimiento gigante que será revelado el 24 de diciembre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el primer artista napolitano con ese honor.
«He basado la escena en el mensaje del Papa Francisco», dijo, y contó que en su representación tendrán un lugar destacado un mendigo vestido con harapos, un campesino y un pastor entregando humildes regalos.
«No hay nobles, a excepción de los Reyes Magos», aseguró. «Los primeros en llegar cuando Jesús nació eran gente común, ése es el núcleo del mensaje que yo quería».
Una tradición del siglo XVIII
La tradición de instalar en las iglesias elaborados pesebres, también conocidos como belenes, comenzó en Nápoles en el siglo XVIII para hacer las enseñanzas religiosas más accesibles a la gente.
La costumbre fue adoptada luego por la aristocracia y se propagó al resto de la sociedad, convirtiéndose en una tradición seguida por millones de personas.
En Nápoles, las estatuillas más tradicionales son hechas a mano con arcilla, tienen ojos de vidrio y son cuidadosamente pintadas, volviéndose piezas únicas de arte popular.
Muchos agregados populares a la representación clásica del nacimiento de Jesús; por ejemplo, un entorno de taberna, fueron pensados como una advertencia contra los peligros del pecado.
«Los pesebres son una cosa seria. Pueden transmitir un mensaje», dijo Cantone.
Más recientemente, algunos artistas empezaron a elaborar estatuillas menos ortodoxas, desde la leyenda del fútbol Diego Maradona al famoso tenor Luciano Pavarotti, en un intento por elevar su perfil.
Pero Cantone, que comenzó como un restaurador de arte y se dedicó a hacer figuras de pesebre más tarde en su vida, aborda esta actividad artesanal con un enfoque más académico.
Dijo que su inspiración para la natividad para el Vaticano vino de la más pura y antigua tradición histórica, «sin contaminación, sin excesos».
«¡Usted me hizo parecer más delgado!»
Los compradores que abarrotaban la pequeña calle de San Gregorio Armeno, visitada por decenas de miles de personas por día en la temporada navideña, se hicieron eco de esa idea de volver a lo básico.
«Me gusta la escena del pesebre clásico… ¡Sin Berlusconi!», comentó Bianca, una jubilada que buscaba con su marido un pesebre para su hijo.
«La tradición se había dejado de lado, pero ahora está de moda de vuelta», dijo.
Tras varios escándalos sexuales, juicios y su expulsión del Parlamento italiano el mes pasado, Berlusconi ya no es un favorito, pero las estatuillas del papa argentino se venden como pan caliente.
El artesano Genny Di Virgilio, cuya familia ha estado en el negocio de los pesebres desde 1830, dijo que la figura de Francisco es la que más se vende, pero señaló que «las estatuillas de actualidad» no deben confundirse con el pesebre clásico, algo que según él sería una «blasfemia».
La demanda de figuras del papa es tan grande que a Di Virgilio no le da el tiempo de fabricarlas. «¡Ayer traje 80 y a las 11 de la mañana las había vendido todas! Un tipo de Florencia compró el modelo de terracota cruda y se lo llevó así, sin pintar».
El artista dijo que vio al Papa Francisco durante una audiencia general y le regaló una estatuilla.
«¿Usted hizo esto? Bueno, bueno, ¡usted me hizo parecer más delgado!», contó Di Virgilio que le dijo el sumo pontífice.
La estatuilla del actual papa es «definitivamente» más popular que la de su predecesor, Benedicto XVI, porque «a todas las generaciones les gusta», dijo Di Virgilio.
De compras con su novia, Giorgio Sannino, de 26 años, lo confirmó.
«Tenemos que tener una. Nos gusta mucho este papa porque está cerca de la gente. Creo que es una estatuilla importante para cualquier familia que se precie».