El papa Francisco considera inimaginable una Iglesia sin mujeres
CIUDAD DEL VATICANO (AFP) – El papa Francisco rindió un homenaje entusiasta este domingo a las 700.000 monjas católicas del mundo, sin las cuales, dijo, «no se puede imaginar la Iglesia», e instó una vez más a defender la vida «desde el seno materno».
«Reflexionemos: ¿Qué ocurriría si no existieran las hermanas, las hermanas en los hospitales, las misiones, las escuelas?», preguntó a decenas de miles de personas reunidas al mediodía bajo una lluvia helada en la plaza de San Pedro para la oración del Ángelus.
«¿Podemos imaginar una Iglesia sin las hermanas? No, no podemos. Es este don (…) ¡Qué grandes son estas mujeres que dedican su vida y llevan el mensaje de Jesús!», insistió en un nuevo homenaje a la importancia de las mujeres en la Iglesia.
Francisco también reafirmó su rechazo absoluto al aborto y la eutanasia, sin citarlos directamente. Cada vida, sobre todo las de los «más frágiles», debe «respetarse, protegerse y promoverse, desde el seno materno hasta su fin en esta tierra», dijo aportando su respaldo a los obispos italianos en la «Jornada de la vida».
El papa celebró una misa en la basílica de San Pedro por «la vida consagrada» en presencia de miles de religiosos y religiosas, llamándoles a «no ser nunca rígidos, nunca cerrados» y a vivir mejor «el encuentro entre jóvenes y ancianos» en sus casas y conventos.
Afirmó la necesidad de que hombres y mujeres se den exclusivamente en el celibato a Dios: «se necesita tanto esta presencia», que manifiesta «la misericordia de Dios».
Este homenaje fue bien recibido después de que Francisco hubiera criticado «las caras de entierro» de algunos religiosos o incluso las infernales cizañas en algunas comunidades.
El papa argentino ha dedicado, de octubre de 2014 a noviembre de 2015, un «año especial» a los religiosos y religiosas.
Estos -entre los de clausura y los que están activos en el mundo- ascendían en 2010 a 54.665 hombres (sin contar los curas) y 721.935 mujeres.
Pero los efectivos bajan, muchos dejan los hábitos, algunas comunidades mueren, otras están mal adaptadas a los desafíos modernos: por todas estas razones, sin duda, Francisco lanzó el «año de la vida religiosa».