Cardenal cubano aboga por canonización del arzobispo Oscar Arnulfo Romero
SAN SALVADOR, (AFP) – El cardenal de Cuba, Jaime Ortega, abogó este domingo en San Salvador por la canonización del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado por un escuadrón de la muerte en 1980, constató un periodista de la AFP.
«Ahora en esta celebración lo sentimos a él (Romero) cercano a nosotros y pedimos al señor para él el honor de los altares», exclamó Ortega durante una misa con la cual la iglesia local clausuró el Quinto Congreso Eucarístico, en Santa Tecla, 12 km al oeste de San Salvador.
Los obispos, sacerdotes, religiosas y los miles de feligreses presentes en Santa Tecla respondieron al cardenal con un prolongado aplauso.
Ortega relacionó el «ambiente de tensión» que, según un pasaje bíblico, vivió Jesús durante la última cena con el momento que experimentó monseñor Romero al dejar inconclusa una misa el 24 de marzo de 1980 al caer abatido por el disparo de un francotirador frente al altar de la capilla de un hospital de enfermos de cáncer, en el noroeste de la capital salvadoreña.
«Queridos hermanos, el ambiente de esta cena (de Jesús) cargada de tensión nos hace pensar en la última eucaristía que monseñor Romero no pudo concluir», exclamó el cardenal.
Ortega fue enviado por el papa Francisco para cerrar el quinto congreso con el cual la iglesia local conmemoró 100 años de la erección de la arquidiócesis de San Salvador y cien años de la fundación de las diócesis de Santa Ana y San Miguel, en el oeste y este del país.
A la misa de este domingo también acudió el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez y obispos centroamericanos.
Considerado «la voz de los sin voz», por denunciar las injusticias, el asesinato de Romero marcó el inicio de la sangrienta guerra civil que se prolongó hasta 1992.
Una Comisión de la Verdad, creada por la ONU, en 1993 culpó del magnicidio al líder de la derecha Roberto D’Aubuisson, quien murió de cáncer en 1992.
La causa para la beatificación de Romero fue abierta en 1993 y desde 1996 se encuentra en el Vaticano, y tras diez años de estancamiento a su paso por la Congregación de la Doctrina de la Fe, en abril pasado, fue desbloqueada.
El expediente se encuentra en la actualidad en manos de la Congregación para la Causa de los Santos.