Francisco pide una «verdadera transformación eclesial»
El papa recibió hoy a los participantes en el Congreso Internacional de Pastoral de las Grandes Ciudades, celebrado en Barcelona del 24 al 26 de noviembre, a quienes instó a realizar una «verdadera transformación eclesial» en las urbes centrada en los pobres.
La Santa Sede informó del encuentro mediante un comunicado en el que se precisó que tuvo lugar en la sala del Concistoro del Palacio Apostólico del Vaticano.
Allí, Francisco animó a los participantes del congreso, entre ellos el cardenal y arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez i Sistach, a seguir tres pautas: «ayudar a cambiar la mentalidad pastoral, el diálogo con la multiculturalidad y (asistir) a los pobres urbanos».
En primer lugar, el papa indicó que las ciudades necesitan de «otros mapas, otros paradigmas que ayuden a reponer nuestros pensamientos y nuestras actitudes».
Es necesario, continuó, «un cambio en la mentalidad pastoral, que tenga coraje, no tema y que responda a lo que hombres, mujeres, familias y los diferentes grupos que viven en la ciudad esperan de la Iglesia».
En referencia a la multiculturalidad, Bergoglio defendió que «se trata de lograr un diálogo pastoral sin relativismos, que no negocia la propia identidad cristiana pero que quiere llegar al corazón del otro, de los que son diferentes a nosotros y difundir el Evangelio».
Recordó que las urbes «están habitadas por numerosos inmigrantes y pobres, que provienen de zonas rurales o de otros continentes, con otras culturas» y animó a descubrir la riqueza de las ciudades, «sus símbolos, lenguajes, ritos y formas de contar la vida».
En relación a los pobres que viven en las ciudades, dijo que no pueden ser ignorados por la Iglesia», que «no puede entrar en el juego del sistema injusto, mezquino e interesado de hacerlos invisibles».
Propuso, en este sentido, «una verdadera transformación eclesial. Todo pensado en clave de misiones. Un cambio de mentalidad: del recibir al dar, del esperar a que vengan a ir a buscarlos».
Se trata, según definió en su alocución, «de continuar y profundizar en el crecimiento de la fe de los habitantes de las ciudades», aunque también de «suscitar la fe» en quienes no la tienen, una labor «de la Iglesia y de cada cristiano» que construirá un lugar «en la justicia, la solidaridad y la paz».
«Aquí está la clave. Con el testimonio podemos incidir en los núcleos más profundos, donde nace la cultura. A través del testimonio, la Iglesia siembra las semillas en el mismo corazón de la cultura que se genera en la ciudad», sostuvo.
Como conclusión pidió que el «fructuoso cambio de mentalidad que aumente nuestra capacidad de diálogo con las diversas culturas, valore la religiosidad de nuestros pueblos y comparta el Evangelio y el pan con los más pobres de nuestras ciudades».
Información El Nacional