Francisco elogia a «dos papas que no se dejaron aplastar por tragedias del siglo XX»
CIUDAD DEL VATICANO (AFP) – El papa Francisco elogió este domingo a los dos nuevos santos de la Iglesia católica, Juan Pablo II y Juan XXIII, «dos papas que no se dejaron aplastar por las tragedias del siglo XX», durante la homilía pronunciada en la plaza de San Pedro ante una muchedumbre de fieles.
«Fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se dejaron aplastar por ellas. Dios fue más fuerte en ellos», dijo el papa.
Junto con Pío X, canonizado el 3 de septiembre de 1954, tres pontífices han sido proclamados santos en los últimos cien años.
Juan Pablo II, el primer papa polaco de la historia, que reinó de 1978 al 2005, conservador y a la vez moderno, muy popular en los más de 100 países que visitó, fue canonizado tan solo nueve años después de su muerte, la santificación más rápida de la historia.
El papa emérito Benedicto XVI, quien asiste a la ceremonia en la plaza de San Pedro, prefirió no tener en cuenta el plazo obligatorio de cinco años para abrir la causa de beatificación y de canonización de su predecesor, quien fue beatificado en mayo de 2011.
«Juan Pablo II era el papa de la familia. El mismo pidió ser recordado como el pontífice de la familia», dijo Francisco .
El papa argentino, por su parte, innovó para canonizar a Juan XXIII (1958-1963), sin esperar a que se le atribuya un milagro.
«Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado. Ese fue su gran servicio a la Iglesia», explicó ante los cientos de miles de fieles que llegaron a Roma para asistir a una jornada histórica, que la prensa llama «el día de los cuatro papas».
La decisión de Francisco de canonizar a Juan XXIII (Angelo Giusepe Roncalli) sin milagro, aun cuando no ha sido adoptada con frecuencia, es una prerrogativa del jefe de la Iglesia católica, que ha querido valorizar el ejemplo del llamado «papa bueno», autor de la encíclica «Pacem in terris» y evitar al mismo tiempo el culto de la personalidad que genera el polaco Karol Wojtyla.
Juan XXIII, quien convocó el gran Concilio Vaticano II (1962-1965) que abrió la Iglesia al mundo para modernizarla, fue una persona simple y de buen humor, actitud parecida a la que mantiene el argentino Francisco actualmente.