Nadal hace soñar a niños de barrios pobres de Argentina
Buenos Aires, Argentina | AFP. Malena Monjes tiene 9 años y vive en la villa 1-11-14 donde Dios es Messi y el tenis sapo de otro pozo, pero que este jueves vibró por Rafael Nadal que visitó el estadio vecino de San Lorenzo para jugar con niños de barrios marginales de Buenos Aires.
«No me dio miedo, pero es demasiado alto y… es muy lindo», dice Malena con una sonrisa pícara mientras estruja contra su cuerpo la pelota que le regaló el crack español tras intercambiar con ella golpes de raqueta.
Apenas un puñado de los casi cien niños que se acercaron a verlo el jueves lograron el sueño de jugar unos minutos con Nadal que extendió su visita para firmar cuanta cosa le pusieron a su alcance.
«Agradezco que me hayan invitado, siempre es un placer para mi estar con niños, los chicos son el futuro, siento mucho no haber podido jugar con todos», dijo al micrófono Nadal, el número 4 en el ranking mundial.
El jugador se prestó divertido al asedio infantil por conseguir una firma, una foto o lo que fuera de su parte entre un remolino de fotógrafos, admiradores y madres ávidas por capturar el momento en sus teléfonos móviles.
Después de una década Nadal participa este año en el ATP argentino adonde acaba de avanzar a cuartos de final tras un cómodo triunfo 6-4 y 6-0 sobre el argentino Facundo Argüello en un torneo que dominan los españoles desde 2009.
Pese a la impronta social de la actividad, tampoco estuvo exento del ingrediente político.
Nadal jugó un dobles en pareja con el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, precandidato presidencial del opositor partido PRO (derecha) para las elecciones generales del 25 de octubre.
Enfrente estuvieron el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens y el vice del club y popular animador de TV, Marcelo Tinelli, que jugó pese a calzar zapatos y vestir un elegante traje de corte italiano.
– Tenis en tierra de fútbol –
Los chicos forman parte de un programa social de promoción del tenis en doce barrios vulnerables de la capital argentina, que desde hace cuatro años se propone romper prejuicios en un ámbito donde el fútbol es el deporte excluyente.
«Al principio hubo rechazo, como que era algo ajeno a ellos, pero los prejuicios son cada vez menores, y el compromiso de sus familias muy bueno», explicó a la AFP Gerardo de Tomás, subdirector deportivo del programa.
De Tomás apuntó que unos 300 chicos de muy bajos recursos de entre 6 y 15 años que juegan a diario, para ellos que «Nadal esté aquí hoy es un sueño».
Las raquetas son provistas por la Federación Internacional de Tenis y el programa facilita prácticas y torneos en clubes de barrio.
Pese a que los organizadores entregaron a los niños camisetas nuevas, las carencias estaban a la vista. Hubo chicos que enfrentaron a Nadal en sandalias playeras, porque no tenían calzado adecuado.
«Me dijeron que con los botines de fútbol no se podía y no tengo otras zapatillas», confesó Orlando Freis, de 13 años, el pelo rapado y los ojos vivaces, feliz por la hazaña cumplida de haber jugado con un crack del tenis mundial.
Como Orlando, Gustavo Carrizo, de 15, también jugó con Nadal, y tuvo el privilegio de ser el único que logró anotarle un punto al español en una conquista que Nadal festejó divertido.
«Me animé y le pegué una pelota larga, no pudo devolverla y después me la regaló firmada, la voy a guardar como un tesoro», cuenta Gustavo, que cursa el primer año de la escuela media.
Señalado por sus profesores como una de las promesas del programa, Gustavo no sueña por ahora en un futuro deportivo y se conforma con haber estado cerca de uno de sus ídolos.
«No sé si soy tan bueno, Nadal es lo máximo», afirma.