Messi se pica con Cristiano
Es muy difícil ganar a un equipo que cuenta en sus filas con un jugador como Messi. Un tipo que es capaz de seguir siendo el mejor a pesar de tener alrededor un equipo que anda perdido la mitad del tiempo. El meneo táctico que le dio el Espanyol al Barça en la primera parte es inversamente proporcional a la diferencia de plantilla y de presupuesto que hay entre los dos equipos. Vivió el Barcelona contra las cuerdas durante 44 minutos ante el muro del Espanyol hasta que Messi decidió romper el partido y el Barça acabó llevándose un derbi que se le puso muy cuesta arriba.
Luis Enrique debería construirle hoy mismo un monumento a Messi, que le ha sacado en lo que va de temporada de muchos líos. Por lo menos, tantos como los centros del campo que ha ensayado el asturiano. El Barça sigue sin jugar bien, pero contar con el mejor del mundo es lo que tiene. El Barça de Luis Enrique se resume en la capacidad de Messi. Empieza y acaba el Barça en el argentino, que es el único futbolista de la plantilla que es capaz de sacar la cabeza de un galimatías táctico que es capaz de convertir a una de las mejores plantillas del mundo en un equipo apelotonado. Mientras Messi tenga la capacidad de inventar goles, el Barcelona seguirá en la lucha. Pero para ese viaje, tampoco hacían falta tantas alforjas.
De salida, el Espanyol le comió la tostada al Barcelona y Sergio le dio un señor baño a Luis Enrique. Lo que pasa es que uno tiene a Salva Sevilla y el otro a Rakitic y donde uno tiene a Caicedo, el otro tiene a Neymar. Y a la hora de los cambios, el croata dejó el campo para que ingresara Iniesta mientras que Sergio daba entrada a Héctor Moreno por Cañas.
Aún así, el Espanyol no sólo tuvo a raya al Barcelona, si no que en la primera parte desperdició ocasiones para llevarse el partido. Pero ante un Messi desencadenado poca cosa puede hacerse.
Cierto es que los pericos, por una vez, contaron con el beneplácito arbitral que les obvió un par de penaltis en contra. Ya es mala suerte. Los penaltis que deberían obviarse al Espanyol deberían ser obsequiados en otros partidos. Lo de ayer es desperdiciar pólvora.
Con su planteamiento defensivo, digno y atrevido, Sergio Maniató al Barcelona de entrada. Víctor Sánchez ató en corto a Messi mientras Salva Sevilla y Cañas ordenaban el mediocentro. Caicedo y Lucas corrían como locos y el Barça no tenía ni media idea para abrir la lata. En esas, Caicedo cometió falta sobre Busquets y le dio la ocasión a Sergio García de marcar ese gol que había marcado miles de veces en el fútbol base del Barça encarando a los centrales del Santfeliuenc, del Viladecans o del Palautordera. Sergio fijó a Piqué y batió a Bravo ante la desesperación del Camp Nou.
A partir de ese tanto, el Barcelona se descontroló y el Espanyol tuvo ocasiones para ampliar la diferencia. Los de Luis Enrique no veían como meterle mano al Espanyol y mientras el público se ponía nervioso, el Espanyol se veía llegando al descanso con ventaja en el marcador. Hasta que apareció Messi y se sacó de la chisterta un golazo descomunal que empató el partido antes de la media parte.
La segunda parte empezó como acabó la primera, con el Espanyol intimidado ante el factor Messi, que a los cinco minutos de la reanudación marcó otro golazo tras retratar a Fuentes.
Leo había dado la vuelta al partido como a un calcetín. El Espanyol entendió que no había ya nada que hacer y el Barcelona ya fue a favor de obra. Piqué marcó el tercero tras un saque de esquina de Rakitic. Tenía que ser el Espanyol el que concediera el primer remate franco en un córner al Barcelona, y Pedro, tras una asistencia magistral de Jordi Alba, marcó el cuarto en un contragolpe.
Pero Messi, que sigue en su carrera particular ante Cristiano (sin penaltis) quería más y marcó el quinto, su tercero, su hat-trick 29 en el Barça, el 32 si se le suma la selección argentina, para sellar el 5-1. Un resultado que no hace honor al planteamiento de ambos técnico pero que se explica porque Messi estaba en el campo.
Fuente: AS