Madrid se corona campeón de invierno
El partido, gélido al inicio, necesitó de la paciencia que aconsejan los microondas en modo descongelador. Cumplido el tiempo indicado, el Madrid se impuso al Getafe como si jugara en una mañana primaveral. Tres goles, doblete de Cristiano, alegría recuperada y felicidad de momento: el Atleti volverá surgir por el horizonte el 7 de febrero.
Por fortuna para el espectáculo y desgracia para los locales, el duelo se agitó en la segunda mitad. Hasta entonces, el aguanieve hubiera sido una excusa tan infantil como el horario matinal. Quien piense que no apetece jugar en campos duros y en ambientes fríos, debería asistir cada fin de semana a las proezas del fútbol aficionado, especialmente el que juegan los más veteranos, con sus barrigas al relente, inasequibles al desaliento de los años. Partidos como el de Getafe sirven para descubrir a los futbolistas más vocacionales. Entre ellos, Isco tiene un puesto fijo. Conserva la ilusión de los niños que quieren jugar siempre y en cualquier lugar. Marcelo también es de esa clase. La sorpresa, quizá, fue descubrir queBenzema tampoco quiso perdérselo. Aunque no debería asombrarnos tanto: su sangre gélida se adapta perfectamente a estos vientos siberianos. Desde hace bastante tiempo, además, el francés mantiene un nivel altísimo de inspiración e interés, siempre con independencia de los goles, esa vulgaridad.
El Getafe, por su parte, es un equipo que podría jugar dentro de un frigorífico, en bastantes ocasiones lo hace. La temperatura no fue su preocupación. Su problema fue que no le bastó con seguir el manual. Salió bien plantado, dirigido por Sammir, y durante media hora manejó una posesión notable, para tratarse de un rival del Madrid. Sin embargo, los diplomas de aseo y puntualidad no ayudan a aprobar estos exámenes.
Según transcurrían los minutos, el equipo de Quique fue perdiendo metros hasta que acabó dentro su área, paso previo a recoger el balón dentro la portería propia. Fue una simple cuestión de tiempo. Durante la primera media hora, los disparos de los madridistas fueron taponados por defensas del Getafe, detalle que sugiere la velocidad de unos y la lentitud de otros. La línea roja, la que distingue el antes del después, la trazaremos en el 28’, cuando Benzema se paseó por la línea de fondo en una incursión exquisita, cargada de engaños, que James no pudo culminar.
El paraguas del Getafe dejó de funcionar a partir de ese punto. Codina entró en acción para evitar goles de Isco, Benzema y Bale. Por último, se alió con el larguero para repeler un zurdazo de Kroos. Los pellizcos de Pedro León por la banda derecha apenas permitían achicar agua.
En la segunda mitad se precipitó la lógica. Benzema volvió a colarse en la cocina del Getafe para comer galletas. Su acción fue la de un funambulista: avanzó y regateó sobre la línea de fondo, pisando la pelota y asistiendo a Cristiano, gol 27º en Liga. Al rato marcó Bale, a pase de James, y continuación repitió Cristiano, también con el colombiano de asistente. Los de Cúcuta necesitan algunos minutos más para descongelarse, pero cuando lo hacen están en perfecto estado de revista.
Ganó el Madrid, se proclamó campeón de invierno y Cristiano recuperó la sonrisa con un doblete, no hay males que no se le curen con goles, incluidos los del corazón. El Getafe, entretanto, vuelve a su vida y a su iglú: frío hasta que el calor del infierno le queme los pies.
Fuente: AS