«Hay que saber que vamos a disfrutar y sufrir con la Vinotinto»
El rendimiento de la selección nacional de fútbol en las giras por Asia y Suramérica ha generado desconcierto por los resultados adversos del naciente ciclo de Noel Sanvicente. La llegada del técnico guayanés al banquillo de la vinotinto despertó nuevas ilusiones en el país tras la debacle que significó la eliminación al Mundial de Brasil y el interminable vacío que produjeron los siete meses sin que Feve fútbol designara al sucesor de César Farías.
Pero las derrotas ante Corea del Sur y Japón (por alineación indebida esta última), y las recientes caídas ante Chile y Bolivia producen un natural desasosiego y despiertan preocupación por el nuevo camino que ha comenzado a transitar el equipo bajo el mando de Sanvicente. ¿Es posible jugar el fútbol de presión alta, asfixiante, de líneas adelantadas hasta el campo rival, transiciones veloces y ataque directo que pretende el seleccionador, o es preferible recorrer el camino consabido de la etapa de Farías con dos bloques sólidos replegados intensamente en propio terreno para salir de vez en cuando y buscar sorprender al rival con pocas acciones ofensivas, utilizando las jugadas de pelota detenida como principal y casi que exclusivo argumento para aproximarse al arco rival?
Crear en el fútbol es mucho más difícil y arriesgado que dedicarse a destruir lo que propone el rival. Como ocurrió antes con Richard Páez en el boom de la vinotinto, Sanvicente ha tomado el camino de la creación.
Lo visto hasta ahora permite, sin embargo, realizar algunas reflexiones. La primera es que el sistema que propone “Chita” parte de una convicción defensiva de todo el equipo que hasta ahora mostró su mejor rostro ante Japón y que falló estrepitosamente contra Chile. Mario Rondón, Alejandro Guerra, Roberto Rosales y Tomás Rincón fueron los jugadores que mejor asimilaron los conceptos tácticos del entrenador, especialmente en el primer tiempo ante los nipones. Las debilidades del modelo se vieron desnudadas ante la precisión en el toque, la movilidad para desmarcarse y conseguir espacios liberados de la selección chilena.
La habilidad de Valdivia para superar las líneas de presión, desordenó a la vinotinto, que no supo contener en el uno contra uno los desmarques de ruptura por los costados de Eduardo Vargas y de Alexis Sánchez. Y he allí uno de los principales problemas no solo de la selección sino del fútbol venezolano: la cerencia de laterales que puedan atacar y defender con la misma intensidad. No abundan jugadores para esta posición en el país, y el trabajo de Gabriel Cichero por la banda izquierda fue desfavorable en los tres choques en los que jugó de titular. Alexander González está en proceso de maduración y puede convertirse en el lateral derecho que busca “Chita”, aunque debe mejorar su educación defensiva.
Los volantes de recuperación son otra incógnita, y lo que mejor funcionó fue la dupla Rincón-Rosales. Encajar a Arango en el nuevo funcionamiento es tarea pendiente. Venezuela apenas inicia un nuevo modelo que requerirá tiempo y maduración, porque “Chita” intenta cambiar el estilo defensivo por otro que tiene el riesgo de buscar el arco rival. Hay que prepararse para disfrutar y sufrir.
Fuente: Últimas Noticias