Dos escaladores logran en Santo Grial de las cumbres
Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson han logrado lo que hasta ayer se pensaba que era imposible: ascender en estilo libre –es decir, sólo a base de brazos y piernas- a la cima de El Capitán (914 m.), la gigantesca pared granítica, vertical y casi lunar que aparece en todas las postales del Parque Nacional de Yosemite, en California, por su pared sureste, conocida como Dawn Wall. Las cuerdas, anclajes o mosquetones sólo se utilizaron como herramienta de seguridad por una eventual caída.
Estos dos ‘freeclimbers’ estadounidenses comenzaron su epopeya 19 días atrás, hasta coronar la que se considera ascensión más difícil técnicamente de todos los tiempos. Otros escaladores habían cubierto algún trecho de la Dawn Wall, pero nadie la había escalado desde la base hasta la cima de una tacada.
Arriba les esperaban unas decenas de personas para celebrar su hazaña. Familiares, patrocinadores y medios de comunicación tomaron una ruta alternativa y mucho más asequible. Publicaciones como The New York Times o National Geographic han seguido día a día las evoluciones de este desafío, que ha merecido el reconocimiento vía Twitter del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
El Capitán es una fijación recurrente para los mejores escaladores libres. Tiene un centenar de rutas de ascensión y sólo 13 de ellas se han cubierto de cabo a rabo en esta modalidad. Pero no la Dawn Wall, que se había convertido en una suerte de Moby Dick, considerada imposible de capturar. Se llama así (pared del amanecer) porque está orientada de tal manera que es la primera en recibir la luz del día. Esta pared maldita tiene 31 secciones, que varían en longitud y dificultad, que muchos ‘freeclimbers’ han estudiado al detalle en mapas o sobre el terreno, llegando todos a la misma conclusión: no se puede escalar sólo con pies y manos. Estaban equivocados.
El Capitán se coronó por primera vez, desde su base en el Valle de Yosemite, en 1958, y la Dawn Wallno no se ascendió –por supuesto con todo tipo de equipamiento de escalada- hasta 1970, en una aventura de 27 días de duración marcada por el mal tiempo que mereció mucho ruido mediático.
Tanto Caldwell como Jorgeson son escaladores muy curtidos, el primero de Estes Park (Colorado) y el segundo de Santa Rosa (California). A partir de hoy ya son leyendas. Han tardado siete años en analizar cuál era la mejor ruta y en sentirse lo suficientemente preparados para afrontar este gigantesco reto.
Han sufrido caídas, decenas de ellas; de ahí las cuerdas de sujeción. Sin embargo este no ha sido el principal problema: su mayor preocupación era mantener las manos en el mejor estado posible. Arañazos, golpes, contusiones y sangre dificultan su uso, esencial en una escalada de este tipo. Para los ‘freeclimbers’ el tacto es el sentido primordial, por encima de cualquier otro. Durante estos 19 días han dormido en sacos que colgaban de la pared de roca y su equipo les ha suministrado alimento y bebida cuando lo han necesitado.
Fuente: Mundo Deportivo