Los «padres tóxicos» del US Open, un mal de larga data - 800Noticias
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NUEVA YORK (AFP) – Les llaman los «padres tóxicos» porque de querer dirigir cada detalle de la vida deportiva de sus hijos terminan afectándoles la carrera, y en muchos casos arruinándoselas, y en este Abierto de tenis de Estados Unidos también han aparecido los progenitores controladores.

Camila Giorgi, la revelación italoargentina de 21 años que ha impresionado a los entendidos por su talento en ciernes, parece una muñequita manejada a control remoto por su extrovertido padre Sergio.

Y el gigantón Denis Istomin, de 1.88 m y 26 años de edad es conocido en el circuito como el ‘Mama’s Boy’ (Hijito de mamá), porque su madre Klaudiya le controla desde la dieta hasta la ropa que debe usar en cada juego.

Considerada entre los talentos con más futuro en el tenis, y calificada por el legendario Jim Courier como «una revelación con el paquete completo para triunfar», Camila Giorgi sufrió un duro traspiés este lunes en su corta carrera al caer ante su más veterana compatriota Roberta Vinci, en partido de cuarta ronda del US Open.

Al terminar el partido, Camila no sabía que era peor. Si el sabor de la derrota y las lágrimas que asomaban a sus ojos, o la cara de reproche de su padre por haber dejado escapar un partido que pintaba de otra forma, luego de estar arriba 4-1 en el primer set.

Papá Giorgi había estado todo el tiempo sentado al filo de su asiento, en primera hilera del estadio Grandstand, dirigiendo con gestos y palabras la actuación de su hija.

Al terminar el encuentro, el padre-entrenador-representante-psicólogo de Camila dejó caer la cabeza abatido. Sus sueños de grandeza se habían frustrado, aunque la chica se llevará a casa un cheque de 165.000 dólares por haber llegado a cuarta ronda.

La madre de Istomin es más parca en las gradas, pero se le ha visto reprendiendo a su hijo fuertemente en los entrenamientos por algo que hizo mal, aunque ella en su vida haya tirado un raquetazo a nivel profesional.

Pero Mamá Klaudiya tiene sus razones. Ella rescató la carrera de su hijo después que éste tuviera un grave accidente automovilístico en 2011. Luego de dos años de dolorosos tratamientos, Denis regresó a las canchas bajo el mandato de su madre, artífice de su proceso de rehabilitación.

Sergio Giorgi y doña Klaudiya Istomin de seguro quieren lo mejor para sus vástagos, y en cierta forma tratan de protegerlos de lo que el padre de Camila llama «la mafia del tenis».

«Voy contracorriente. Hemos recibido poco apoyo porque todo el mundo quiere controlar la carrera de mi hija», dijo Giorgi a la prensa en Nueva York.

«Padres tóxicos», hijos frustrado

En el tenis abundan los casos de padres que se han aprovechado a mansalva del talento de sus hijos, muchos de los cuales terminaron con sus carreras frustradas o sus cuentas de banco en blanco, como la estadounidense Jennifer Capriati, la australiana Jelena Dokic, la española Arantxa Sánchez-Vicario, y hasta la misma Steffi Graf.

A principios de 1990 Jennifer Capriati, la jugadora más talentosa de Estados Unidos en ese momento, fue víctima de la codicia de su padre Stefano, quien en más de una ocasión dijo que veía a su hija como «caja registradora andante».

La Capriati terminó arruinada por las drogas, y aunque después tuvo un regreso triunfal efímero, nunca fue la misma jugadora.

Uno de los casos más tristes fue el del violento padre de Jelena Dokic, Damir Dokic, declarado persona non grata en el circuito WTA y quien abusaba físicamente de su hija, ex número cuatro del ránking mundial.

Jelena confesó hace unos años que llegó al extremo de pagar grandes sumas de dinero a su papá para que no la golpeara, como ocurrió en el US Open de 2000, cuando la chica se negó a no asistir a una rueda de prensa tras su derrota en cuarta ronda ante Serena Williams.

Al final, la australiana cortó con su padre y se mudó con su madre y hermanos a Estados Unidos.

Los padres de Arantxa Sánchez la dejaron en la bancarrota, y el de la alemana Steffi Graf fue a prisión en 1995 por evasión de impuestos. Peter Graf no declaró algunos contratos publicitarios de la ex número uno del mundo, pero tampoco se lo dijo a ella.

Y el caso más a mano, el de las hermanas Venus y Serena Williamas, cuyo padre Richard dijo haberlas tenido expresamente para hacerse rico.

«Un día estaba en casa viendo el tenis por televisión, y cuando vi cuánto ganaba una tenista por un torneo le dije a mi esposa: ‘tengamos dos hijas y seremos ricos'», confesó hace unos años el progenitor de las famosas Williams.

Hoy las hermanas pasan una pensión a su padre, con tal de que no vuelva a meter la mano en sus asuntos financieros.

Por Pablo de Jesús

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