Alemania en la final con la cabeza fría
BELO HORIZONTE, (AFP) – Con un juego pausado y una actitud serena, Alemania trituró a Brasil (7-1) en las semifinales de ‘su’ Mundial haciendo gala de la tranquilidad mostrada desde el principio del torneo, que les ha abierto las puertas del mítico Maracaná.
Ni siquiera los más optimistas podían soñar con aplastar de esta manera al equipo anfitrión del país del «fútbol», en su propia casa, y firmar la victoria más abultada de la historia en las semifinales mundialistas.
Pero la Mannschaft insiste en que no hay todavía motivos para estallar de júbilo.
«En los vestuarios había una gran alegría, aunque no desmedida, dijo el seleccionador Joachim Löw. Es importante que nos recuperemos […] y que sigamos concentrados y tranquilos. El equipo tiene los pies sobre la tierra. No he visto ninguna euforia».
«En el vestuario todo estaba sorprendentemente tranquilo», abundó el defensa central Mats Hummels. Y las palabras, medidas, de los jugadores dan a entender que el post-partido fue tranquilo.
Seguramente influyó que el choque estuviera sentenciado desde el descanso (5-0). «Es diferente comparado con partidos muy reñidos en los que la gran emoción sólo llega después del pitido final», señaló Hummels.
– ‘Calma y orden’ –
Había que hacerlo. «Hemos afrontado con calma y orden la profunda emoción y la pasión de los brasileños, subrayó Joachim Löw. Nos habíamos dicho que si éramos valientes y conscientes de nuestras propias fuerzas, íbamos a ganar el partido».
Es el discurso del método. Alemania hace su juego y no se alarma nunca. Su entrada en liza ante Portugal (4-0) dio el tono y sirvió de referencia.
Aunque tuvo algún problemilla contra Ghana (2-2) e hizo un mal primer tiempo ante Argelia en octavos de final (2-1 en la prórroga), supo protegerse y mantenerse concentrada y disciplinada.
El hecho de que en estos dos partidos, dos suplentes fueran decisivos (Klose empatando el partido ante los Black Stars, Schürrle cuando inauguró el marcador ante los Zorros del Desierto) consolidó el espíritu de equipo, combinado con la confianza que irradia el guardameta Manuel Neuer.
Su juego no es forzosamente brillante, en todo caso menos que en 2006 o 2010, pero ha ganado madurez y experiencia, y se las arregla para capitalizar un saque de falta (el 1-0 contra Francia en cuartos de final) o un pánico generalizado (contra Brasil).
– Tensos hacia el objetivo –
«Con 2-0, [el equipo de Brasil] era un desorden, habían perdido su organización y nosotros lo aprovechamos fríamente», dijo Löw. Su par brasileño, coincidió: «Hasta el gol aguantamos pero luego nos desorganizamos, lamentó Luiz Felipe Scolari. Cundió el pánico. Todo funcionó de maravilla para ellos y todo fue al revés para nosotros».
Löw, que salpicó su rueda de prensa de la palabra «tranquilidad», no esbozó ni una sola sonrisa durante su comparecencia ante la prensa, probablemente animado por una voluntad manifiesta de no cargar las tintas.
Pero más allá de esta conmiseración, a lo mejor simplemente por cortesía hacia el país anfitrión, el tema es más profundo. Para Alemania solo vale la victoria. Los Mundiales de 2006 y 2010 se terminaron ambos en un frustrante tercer lugar.
«Tenemos muy claro el objetivo, ser campeones del mundo, nadie lo ha sido en semifinales», subrayó el centrocampista Toni Kroos, elegido mejor jugador del partido ante Brasil.
Thomas Müller, el alma del grupo y el único que ha perdido la calma en el terreno, resumió la misión alemana: «Debemos mantener los pies sobre la tierra. Igual que nos criticaron después del partido contra Argelia, ahora nos van a poner por las nubes. No es el método ideal. Somos simplemente un buen equipo de verdad». Un equipo que busca su cuarta estrella.